Este es el
primero de tres artículos sobre la ciudad de Panamá y su historia cinco veces centenaria.
Fue fundada en 1519 por los conquistadores españoles que percibían el potencial
del océano Pacífico. Pocos años antes (1513), Vasco Núñez de Balboa declaró
toda su cuenca propiedad del rey Carlos de España. Los restantes dos artículos
los presentaré sucesivamente en 2018 y 2019.
Las
autoridades nacionales, así como las municipales, están preparándose para
celebrar el quinto centenario de la ciudad. Sin embargo, no tienen una agenda
que los guíe. La primera pregunta que se hacen - ¿qué celebramos? - se queda
sin respuesta. La segunda pregunta - ¿para qué celebramos? – se queda en el
aire buscando donde aterrizar. La tercera pregunta - ¿quiénes somos los que
celebramos? – es ignorada por completo.
La capital
panameña ha tenido sus momentos de esplendor y también decadentes. Fue fundada
por un imperio en ascenso y ha sido codiciada por otros con ansias de
dominación global. La posición geográfica de la ciudad de Panamá determina en
gran parte su dinámica e historia. Descansa sobre una faja angosta de tierra
que separa los dos océanos más grandes de la tierra. Facilita el comercio
marítimo de las potencias nor-atlánticas de Europa (y después EEUU) con el
Pacífico. A finales del siglo XX se sumaron China y Japón al comercio
inter-oceánico.
Los conquistadores
españoles exportaron enormes cantidades de plata y oro de las minas del
Alto-Perú (Bolivia) a España cruzando el trecho de apenas 80 kilómetros del
Istmo de Panamá. Los comerciantes y políticos que residían en la ciudad de
Panamá prosperaron durante los siglos XVI y XVII de la colonia. La población
indígena fue aniquilada desde temprana data y se introdujo la esclavitud de
africanos. Desde esa época se desarrollaron relaciones sociales de inequidad y
discriminación, aún vigentes.
La pérdida
de valor de los minerales preciosos a fines del siglo XVII dio inicio a un
largo período de decadencia colonial que dio lugar al nacimiento de las
repúblicas a principios del siglo XIX. La corona española intentó superar las
contradicciones creando en 1776 el Virreinato de Nueva Granada e incorporó a
Panamá a su égida. Las guerras de independencia encabezadas por Bolívar
(1809-1824) crearon la República de Colombia que contó con la adhesión de la
ciudad de Panamá.
Sin
embargo, no fue hasta mediados del siglo XIX que la ciudad recuperó algo de su
antigua dinámica comercial con el descubrimiento de oro en California y la
construcción del Ferrocarril Trans-ístmico. Los comerciantes panameños fueron
desplazados por los políticos de Bogotá que manejaban los hilos del poder en el
istmo. Los comerciantes, sin embargo, no se mantuvieron inmóviles, siempre
interesados en incrementar el potencial de la ciudad de Panamá en el movimiento
marítimo mercantil global. En 1903 nace la República de Panamá y la ciudad es
declarada inmediatamente su capital política.
El siglo XX
deja su huella sobre el país y sobre la ciudad. La emancipación tiene un
precio. Un precio altísimo. EEUU garantiza la separación de Panamá frente a
Bogotá. Sin embargo, los comerciantes que llegan al poder en 1903 negocian un
tratado con EEUU que convierte a Panamá en un protectorado. La construcción del
Canal de Panamá (1904-1914) transforma a la ciudad, la encierra en una ‘jaula’
que con el tiempo es colonizada, militarizada y deformada. Se produce un crecimiento
económico muy rápido pero sin desarrollo. Los planes de los políticos liberales
son sistemáticamente bloqueados por EEUU. Los políticos tanto liberales como
conservadores se rinden ante el poderío de Washington y son las clases
populares, con su vanguardia estudiantil, que levantan la bandera de la
soberanía. En enero de 1964 una insurrección popular contra la ocupación
militar de EEUU baña de sangre las calles y plazas de la ciudad de Panamá.
Es la
antesala de los nuevos tratados del Canal (1977) que ponen fin a la ocupación
militar de EEUU, de su coloniaje y transfiere la administración de la vía
interoceánica a Panamá en 1999. A partir de esta última fecha, la ciudad de
Panamá acusa tasas de crecimiento económico espectaculares. Sin embargo, no hay
desarrollo. Al contrario, crece la desigualdad, la pobreza se hace endémica y
se desintegra la familia en la ciudad que se aproxima a su quinto centenario.
Urge que quienes queremos a la ciudad de Panamá contestemos las tres preguntas:
¿Qué celebramos? ¿Para qué celebramos? ¿Quiénes somos los que celebramos?
23 de marzo de 2017.
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