Wednesday, December 27, 2017

2017: Corrupción de gobernantes y partidos deja su marca

En el escenario global, sin duda, la llegada de Donald Trump en enero de 2017 a la Casa Blanca en Washington marcó un hito que todavía se siente y que seguirá sintiéndose por muchos años. Trump se enfrentó inmediatamente con el ala dominante del gran capital norteamericano (establishment) y desató un populismo que aún tiene a muchos en las altas esferas inmersos en la incertidumbre. En la región latinoamericana, los gobiernos progresistas perdieron terreno y la intervención norteamericana favoreció a los sectores más retardatarios.
En Panamá las investigaciones en los casos de corrupción del gobierno que presidió Ricardo Martinelli (2009-2014) siguieron su curso con altos y bajos. Después de tres años de pesquisas el pueblo aún no sabe si los imputados serán enjuiciados y condenados. El mismo Martinelli está encerrado en una cárcel federal en Miami, EEUU, esperando la decisión de una corte que juzga los méritos de una solicitud de extradición del gobierno panameño. Se calcula que la corrupción que caracterizó el gobierno de Martinelli perjudicó al fisco panameño en más de mil millones de dólares. La empresa de la construcción brasileña Odebrecht encabezó el desfile de fraudes, sobreprecios y comisiones que involucró un ejército de funcionarios públicos.
A pesar de los escándalos, Panamá siguió siendo una plaza atractiva para los inversionistas en materia de logística. La economía creció en un 5.4 por ciento. El Canal de Panamá, las actividades portuarias y la industria inmobiliaria fueron los sectores más favorecidos. En cambio, el sector agrario e industrial decrecieron como consecuencia de las políticas neoliberales del gobierno. Las actividades empresariales recibieron subvenciones por aproximadamente 5 mil millones de dólares. Los sectores vulnerables del país recibieron desembolsos por 500 millones de dólares en forma de becas, apoyo a personas de la tercera edad y programas de vivienda social.
A fines de año se anunció que Panamá y la RP de China firmaron un conjunto de acuerdos que podrían representar una inyección económica al país sólo comparable con la construcción del Canal de Panamá entre 1904 y 1914. Los chinos proponen construir nuevos puertos, centros de acopio y almacenamiento, así como vías ferroviarias, centros turísticos y aeropuertos. El complejo tendría como objetivo convertir a Panamá en el centro de intercambio (Hub) entre China y América latina. Los chinos tienen planes precisos para cada área en que incursionarán. El gobierno panameño y los empresarios que lo componen aún no han preparado un proyecto y mucho menos un plan para aprovechar la propuesta china.
La falta de un plan de desarrollo nacional y la corrupción constituyen el sello que deja su marca sobre todo lo realizado por el actual gobierno y los que le han antecedido desde la invasión militar norteamericana de 1989. En 2017 la desigualdad social continuó creciendo en el país. Los pobres cada vez más pobres y los ricos siguen concentrando en pocas manos todas las riquezas. El gobierno publica estos resultados sintetizados en un llamado coeficiente de Ginni. Las promesas de agua potable para todos los panameños y ‘cero letrinas’ quedo en el olvido. Las ‘escuelas rancho’ siguen siendo la norma en las comunidades urbanas y rurales. Los programas de salud siguen subordinados a los intereses económicos de las empresas farmacéuticas y equipos médicos. No hay asomo de lo que en una época fue la ‘Salud igual para Todos’.
El pueblo panameño está en pie de lucha en los barrios, en las comunidades, en los campos y en los centros de trabajo. A diario salen a protestar en las calles y carreteras, donde se hacen visibles y son consolados por funcionarios públicos. Sus niveles de organización aún no alcanzan las alturas que le permitan enfrentar de igual a igual a los intereses económicos que monopolizan las fuentes de riquezas y las decisiones políticas. Esta realidad aparenta darle a los sectores políticos de las clases dominantes la seguridad de que pueden abusar de su poder relativo y continuar despojando al pueblo de sus derechos y riquezas.
En 2017 los sectores que monopolizan las riquezas del país anunciaron que si los partidos políticos no responden a sus necesidades buscarán otras vías para asegurar su control. Los sectores populares inscribieron un partido político – el Frente Amplio por la Democracia (FAD) - que se prepara para las elecciones de 2019. Cualquier alternativa política tendrá que enfrentar a la clase dominante neoliberal y también al poderoso gigante del Norte.
28 de diciembre de 2017.

Wednesday, December 20, 2017

Hay que reemplazar a los agónicos partidos políticos

Analistas y políticos han llegado a una misma conclusión: Los partidos políticos han entrado en una fase crítica que posiblemente no tenga retorno. Esta es una realidad tanto en Panamá como en otros países del sistema mundo capitalista. No estamos diciendo que los partidos políticos – como mediadores de la ciudadanía - han llegado a su fin. Afirmamos que en esta coyuntura la ciudadanía ha cedido toda su representación a intereses económicos altamente concentrados.
Todo indica que el sistema pasa por un período de transición. El capitalismo mercantil hegemónico hasta fines del siglo XIX dio lugar a la aparición de los partidos políticos modernos: Los partidos liberales y conservadores. El capitalismo industrial y sus magnates crearon los partidos ‘populistas’ y se apropiaron de los social-demócratas (socialistas). También generaron una fusión entre los partidos liberales y conservadores que desaparecieron en el siglo XX. Los industriales ‘populistas’ (demócratas en EEUU, social-demócratas en Europa y radicales renovadores en América latina) transformaron el espectro político incorporando de lleno a los trabajadores, mujeres y jóvenes a la dinámica política electoral. La crisis del capital industrial creó el espacio para el surgimiento del neoliberalismo. La nueva modalidad basada en la globalización de la economía y la desregulación del Estado, a pesar de su éxito en el mundo financiero, no ha tenido su contraparte política.
En la actualidad, los neoliberales se han apoderado de todos los partidos políticos tradicionales (del ‘establishment’). No han creado partidos propios. A su vez, algunos remanentes del ‘populismo’ industrial han tenido éxito arropados en discursos ‘nacionalistas’ que tratan de levantar el pasado como el mejor futuro (Trump, LePen y otros). La izquierda (con sus programas históricos de cambios comprometidos con los trabajadores) fue duramente golpeada por los neoliberales. En Europa casi no existe. En EEUU se levantó el fenómeno de Bernie Sanders que hay que ver como evoluciona. En América latina hubo una respuesta al neoliberalismo muy fuerte con países como Venezuela, Bolivia y otros a la cabeza. Sin embargo, la reacción neoliberal no tardó en responder con golpes militares, golpes parlamentarios e, incluso, triunfos electorales.
En 2018 se definirá en Panamá qué partidos participarán en las elecciones de mayo de 2019 con posibilidades de triunfo. A diferencia de las experiencias en el siglo XX, liberales y conservadores no serán los contrincantes. Los partidos panameños actuales compiten entre sí para ver cuál es el mejor equipado para ejecutar las políticas neoliberales que han logrado imponer los sectores económicos dominantes. Hay tres partidos que han llevado a la Presidencia sus candidatos en el marco del régimen surgido después de la invasión militar norteamericana en 1989. Los tres – Partido Panameñista, Partido Revolucionario Democrático (PRD) y Cambio Democrático – comparten un mismo programa de gobierno y principios políticos.
Privilegian las políticas que garanticen las inversiones extranjeras en el área del transporte marítimo y almacenamiento. Igualmente, promueven las inversiones en los sectores de turismo e inmobiliario. En los últimos 25 años han desmontado la agro- industria y el sector industrial. El 95 por ciento del PIB se concentra en el sector de servicios. Los tres partidos defienden la desregulación y la privatización. Los tres coinciden en que los acuerdos con la RP China – 500 mil millones de dólares en 20 años – no deben contribuir al desarrollo nacional.
Ideas que se acerquen a los conceptos de desarrollo y planificación deben erradicarse de los acuerdos con inversionistas interesados en usar la plataforma panameña.
El sector financiero que controla la economía panameña, en mancuerna con instituciones norteamericanas (BID, BM y FMI), garantizan que los partidos políticos tradicionales presenten candidaturas cónsonas con sus intereses. En este juego los partidos pueden fraccionarse, consolidar alianzas e, incluso, levantar consignas particulares (Asamblea constituyente, Salud para todos o Guerra a la inseguridad). Consignas que no tienen posibilidades de realizarse.
La izquierda panameña – que representa el cambio al régimen actual -  aún no presenta un programa que enfrente a los partidos políticos de la facción financiera. Carecen de los recursos para intervenir en una campaña que invertirá centenares de millones de dólares. La gran mayoría del 75 por ciento de los panameños que concurrirá a las urnas quiere poner fin a la corrupción política y sus consecuencias nefastas sobre la juventud. Quiere cambios. La izquierda tiene que encontrar – urgentemente - las herramientas para orientar a los panameños hacia la elección de alternativas no comprometidas con los sectores que especulan con las riquezas del país.
21 de diciembre de 2017. 

Wednesday, December 13, 2017

La crisis de la OMC, Trump y la desinformación

La IX Conferencia de la Organización de Comercio Mundial (OMC) concluyó bajo la sombra del proteccionismo del presidente Trump, sin resolver su crisis, expulsando a periodistas y provocando protestas. El gobierno huésped – Argentina – le negó acceso a 63 periodistas, representantes de ONG y observadores. La medida causó la protesta, incluso, de los gobiernos europeos y muchos latinoamericanos. La OMC representa los intereses de los gobiernos más poderosos del mundo que han desarrollado políticas que transfieren riquezas de las clases medias y bajas hacia los más ricos. El gobierno argentino prohibió que entraran al país, entre otras, a organizaciones como la red de Noticias Latinoamericanas ALAI, la Red Brasileña de Integración de los Pueblos (Rebrip), el Transnational Institut (TNI) de Holanda, Amigos de la Tierra Internacional, Siemenpuu (Finlandia), Derechos Digitales de Chile, Institute for National and Democracy Studies de Indonesia, People Over Profit de Filipinas y Global Justice Now! del Reino Unido. Ninguna de estas organizaciones tiene antecedentes de violencia. Las protestas contra la OMC han impactado la opinión pública mundial. En Seattle, EEUU, en 2007, salieron a protestar 60 mil personas. Se tomaron la ciudad del noroeste norteamericano para denunciar los objetivos antipopulares de los ‘libre-cambistas’ y ‘globalizadores’ encabezados por EEUU.
En Buenos Aires, el secretario de Seguridad de Argentina, Eugenio Burzaco, desplegó cuatro fuerzas represivas y otro tanto hicieron las autoridades de la ciudad. El gobierno argentino calcula que 10 mil agentes fueron movilizados para la conferencia de la OMC.  El operativo consistió en crear varios anillos alrededor del hotel donde se concentraron los delegados y otros puntos críticos que fueron objeto de represión. 
La periodista de ALAI, Sally Burch, fue expulsada por el gobierno de Mauricio Macri cuando llegó a Argentina. Todo indica que a Sally Burch se le negó la entrada al país por sus opiniones como periodista. Según un comunicado de ALAI, “estos actos de extrema hostilidad del gobierno argentino no son hechos aislados sino parte de una creciente campaña de violencia y represión a representantes de la sociedad civil, academia y movimientos populares en ejercicio de su legítimo derecho a manifestarse públicamente en América Latina”.  
El comunicado también se refiere a “la represión a los profesores, maestros y ciudadanos argentinos en los actos de protesta frente a las políticas económicas del gobierno Macri... La desaparición y muerte de Santiago Maldonado y la prisión arbitraria de Milagro Sala, son apenas algunos ejemplos de que estamos en una coyuntura regional donde prevalece la impunidad y la violación de los derechos humanos como política generalizada”.
  
El pronunciamiento de ALAI agrega que “en este contexto, el ejercicio del periodismo libre, la democratización de la comunicación, tanto en la producción de la información como en su distribución, la producción de conocimiento que desmitifica el discurso neoliberal, son amenazas extremadamente peligrosas para los proyectos neoliberales, en la medida en que visibilizan lo que los monopolios mediáticos esconden y tergiversan”.
Las protestas de Seattle hace diez años se han extendido a todas los continentes donde se reúne la OMC. Las protestas se centran en algunas consignas básicas como "No estamos contra el comercio internacional, estamos a favor del comercio justo y en contra del llamado libre comercio”. Otras consignas decían "la OMC acaba con la democracia", "paren la globalización corporativa" y "no al trabajo infantil".
En el caso de Seattle se reunieron por primera vez en décadas los estibadores, los obreros del acero, los empleados públicos y los ecologistas. Los estibadores sacaron consignas internacionalistas, los acereros sostuvieron que el movimiento obrero debía estar representado en la OMC, pero que si la OMC no cambiaba debía ser combatida. Los empleados públicos denunciaron los fundamentos de la nueva alianza: "el sistema transforma todo en una mercadería: un bosque en Brasil, una biblioteca en Filadelfia, un hospital en Alberta. Tenemos que darle un nombre a ese sistema: es el capitalismo corporativo".
El encuentro de la OMC en Buenos Aires siguió el patrón ya establecido. El ‘libre comercio’ se ha creado y se promueve para beneficiar al conjunto de los países ricos. La delegación del presidente Trump fue aún más radical.  Rechazó el ‘libre comercio’ e insistió en que el comercio mundial sólo era para beneficio de EEUU. La delegación norteamericana repitió su propia consigna: ‘EEUU primero’. El ‘libre comercio’ y ‘EEUU primero’ están muy lejos de las demandas populares que plantean la necesidad de un comercio justo que promueva la democracia.
14 de diciembre de 2017.










Saturday, December 9, 2017

“Fake News” o la lucha ideológica

Los medios masivos de comunicación son un fenómeno relativamente reciente. Con el invento del telegrama se dio un primer paso en la dirección de informar a las masas (grupos sin distinguir su posición o clase social) sobre acontecimientos que ocurrían en el mundo. El término mundo hay que calificarlo: Es el espacio que conocemos y que culturalmente nos es afín.

Todavía más de la mitad de la población de la tierra vive en un mundo pequeño, formado por su familia y comunidad. Pero una masa creciente – desde mediados del siglo XIX – vive en un mundo en permanente expansión: la provincia, la nación, el mercado internacional y, finalmente, el mercado mundial. Esta masa es la consumidora de los medios de comunicación masivos. Son miles de millones de personas en todos los continentes, atravesando fronteras, que reciben diariamente información de la más diversa naturaleza.
Es información procesada en cuestión de minutos, por profesionales de la comunicación altamente entrenados, que es desplegada a todos los rincones del planeta gracias a las redes electrónicas, informáticas y virtuales. La información puede ser presenciada en vivo desde cualquier punto del planeta. Gran parte de la información es predecible ya que los interesados lo anuncian de antemano: la conferencia de prensa de alguna personalidad, un encuentro deportivo decisivo o una elección política.
Cuando ocurre algo inesperado – terremoto, magnicidio o incendio – ya existen protocolos para darle el tratamiento correspondiente. Por ejemplo, en el caso de ataques fatales que tienen como objetivo crear inseguridad y zozobra (terrorismo), se le da mucho despliegue si las víctimas son de determinada región o país. En el caso contrario, apenas aparecen en las pantallas o en los periódicos (el caso, entre otros, de los palestinos, sarahuí o los pueblos indígenas de toda América.
Esta distinción entre qué es noticia y qué no es, ha tomado cierto auge en los grandes medios de comunicación masivos desde la elección del presidente Trump en EEUU. Se está hablando de “Fake News” (noticias falsas) como un fenómeno novedoso. En realidad, se hizo masivo hace siglo y medio para promover ventas de armas, construir obras públicas y otros negocios.
En esta semana se acaba de producir un golpe de Estado en Honduras y los medios no informan. La orden es no informar. Prefieren no informar a mentir. Es un ejemplo de ‘Fake News’. En Panamá los trabajadores (cerca de 6000) de la aerolínea COPA declararon una huelga y no aparecieron noticias al respecto. El año pasado, los trabajadores de la Cervecería Nacional detuvieron la producción hasta que los empresarios se sentaran a negociar y no fue informado al gran público que consume noticias.
La preocupación que existe en EEUU sobre el manejo de la información tiene una razón muy concreta: El presidente Donald Trump. Este personaje de las altas esferas del mundo especulativo de Manhattan (Nueva York) está cuestionando la veracidad de la información de los grandes medios masivos de comunicación de EEUU y Europa. Acusa a la oligarquía de esos países de manipular la información a su favor y suprimir los intereses de los demás capitalistas con intereses que no coinciden con los del ‘establishment’.
Trump lanzó el término ‘Fake News’ durante su campaña que lo llevó a la Casa Blanca en 2016. Lo hizo con mucho éxito. Mientras que los medios de comunicación insistían – y siguen insistiendo - en que la economía se recuperaba y los conflictos sociales aminoraban, Trump lanzó sus ataques virulentos contra los inmigrantes mexicanos, los musulmanes y los liberales. A los musulmanes los calificó de terroristas y a los liberales de izquierdistas. El ‘establishment’ norteamericano se percató un poco tarde de la acertada táctica de Trump. No fue hasta que Wall Street y la candidata demócrata, Hillary Clinton, perdiera las elecciones que despertaron.
‘Fake News’ (noticias falsas) es un instrumento en la lucha ideológica entre contrincantes. Lo utilizan los entrenadores de fútbol, generales de ejércitos y políticos desesperados. Trump sacó su tweeter y llevó a un nuevo nivel la lucha ideológica. Pero las bases sociales (grass roots) también ahora se comunican profusamente por las redes. Según Wall Street, tanto Trump como los grupos de base - ‘grass root movements’ - sacan noticias que califican de falsas. Sólo hay una manera de volver a monopolizar la información: la censura. En EEUU se estudia esta alternativa para controlar la comunicación digital y someterla a los intereses del ‘establishment’.

7 de diciembre de 2017.

Thursday, November 30, 2017

La Gran Conexión y la Ruta de Seda (II)

Una lectura cuidadosa de los acuerdos entre los gobiernos de Panamá y China Popular suscritos en Pekín durante el viaje del presidente Varela a ese país destaca con detalle los objetivos que persigue ese país en Panamá y en el resto de la región. Al mismo tiempo, deja en claro que los gobernantes y dirigentes empresariales panameños no tienen una visión de futuro (o de país). Los chinos han presentado un plan para los próximos 50 años con inversiones de 500 mil millones de dólares en los primeros 20 años. En cambio, los dirigentes que controlan el poder en Panamá no tienen una propuesta, no han elaborado plan alguno y están esperando que los ‘chinos lleguen’.
El juego es muy peligroso para ambos lados. China puede encontrarse con una resistencia popular a corto plazo si no toma en cuenta los intereses de los sectores populares. Sus proyectos sólo contemplan la acumulación económica para ese país y algunas ganancias marginales para una oligarquía parásita. Los acuerdos pueden beneficiar a los panameños si se planifican de manera que incorpore al país en un proyecto de desarrollo nacional.
La semana pasada revisamos los primeros 10 acuerdos entre los dos gobiernos. A continuación veremos los 9 restantes.
El acuerdo número 11 se refiere al impulso que los chinos quieren darle a las zonas francas panameñas. En el caso de la Zona Libre de Colón se menciona una inversión de 3 mil millones de dólares para nuevos almacenes y otros mil millones de dólares en estructuras hoteleras. Las inversiones y nuevos almacenes serían para alojar productos chinos con destino el resto de la región. El duodécimo acuerdo se refiere al turismo y su potencial como fuente de ingresos para los inversionistas. China le daría a Panamá el 'status de destino turístico aprobado’ para que viajen sus ciudadanos al istmo. El acuerdo enfatiza que los chinos 'aprecian mucho el turismo de casinos'. Poco faltó que el texto incluyera otras formas de turismo prohibidas en la mayoría de los países del mundo y toleradas en Panamá.
El acuerdo número 13 se refiere a la aviación. Según el texto, China construirá un terminal nuevo de carga en la ciudad de Panamá a un costo de 10 mil millones de dólares. Todo indica que los chinos pretenden complementar el Canal interoceánico de Panamá con un ‘canal’  aéreo que conectaría a América latina con China. Si agregamos el proyecto ferroviario, Panamá se convertiría en el 'hub' marítimo, aéreo y terrestre del continente. El acuerdo número 14 se refiere a la cooperación marítima. La bandera panameña que es vendida a  las grandes empresas navieras recibiría un trato internacional en puertos chinos. Este negocio es muy apetecido por firmas importantes en Panamá. Se agrega el trato igual a las tripulaciones de los barcos panameños. El acuerdo no menciona los derechos de los marineros a la organización sindical.
En el acuerdo número 15 Panamá se 'adhiere' a la Ruta de la Seda. Según el documento, la Ruta “está alineada con el papel que juega el país ante la región y el mundo como la Gran Conexión que será potenciado con la inclusión de la vía interoceánica".  El 16º acuerdo hace referencia al muy mencionado 'tren bala' que uniría a la ciudad de Panamá con la frontera de Costa Rica. El acuerdo dice que China 'pagaría el sistema de transporte de última generación" cuyo costo sería de 2 mil millones de dólares (menos del costo de la Línea 2 del Metro en la ciudad de Panamá). El acuerdo número 17 hace referencia a las propiedades de las embajadas de ambos países. China le entrego a Panamá una propiedad en Pekín de siete pisos, valorada en 150 millones dólares. El acuerdo 18 apunta a la organización de un seminario para periodistas. El último acuerdo se refiere a un convenio de cooperación no reembolsable enmarcados en un Plan Nacional de Cooperación.
La Gran Conexión es la clave para entender los objetivos de China en Panamá. La Ruta de la Seda llegaría a toda la región latinoamericana pasando por el Istmo de Panamá, que es la Gran Conexión. Los panameños tenemos que decidir ahora si queremos seguir siendo un ‘paso’ o si estamos dispuestos a convertirnos en un país con una población productiva. Los chinos ofrecen esa oportunidad. Los panameños tenemos que aprovecharla en el marco de un plan nacional de desarrollo. 

30 de noviembre de 2017. 

Wednesday, November 22, 2017

La Gran Conexión y la Ruta de la Seda (I


En Panamá no hay partidos políticos. Tampoco hay organizaciones que invitan al debate permanente y sistemático sobre el acontecer nacional. El presidente Juan C. Varela realizó un viaje a China Popular donde comprometió al país (y a toda su población) a desarrollar 19 acuerdos financieros con su contraparte asiática. Los medios de comunicación, en vez de analizar uno por uno los acuerdos, destacaron el hecho que entre los miembros de la delegación presidencial se encontraba el dirigente obrero Genaro López (secretario general del FAD). También enfatizaron la selección que hizo el presidente Varela de los más conspicuos miembros de la elite económica y social del país para acompañarlo.
Vamos a presentar cada uno de los acuerdos para su mejor comprensión. Lo haremos en dos entregas. Esta es la primera, la próxima semana continuaremos con la segunda. En esta entrega analizaremos los diez primeros acuerdos publicados. Estos acuerdos se concentran en las actividades que realizarán los inversionistas chinos en Panamá para preparar su expansión por la región. Construirán toda la infraestructura necesaria e invertirán enormes cantidades de capital para promover su penetración en las economías de la región.
Los chinos tienen muy claros sus objetivos que sintetizan en la Ruta de la Seda. Panamá será su instrumento clave en el desarrollo de esta estrategia. China no está apostando sólo a extraer metales preciosos y alimentos del suelo de Nuestra América. Viene con mucha energía para conquistar el mercado de la alta tecnología.
Los acuerdos reflejan el plan concebido en Pekín. Parecen  haber sido redactados en chino y después traducidos al español. Además, los acuerdos sólo se refieren a lo que China hará en Panamá. Todo indica que Panamá jugará un papel pasivo, que en la historia del país ha terminado en tragedias y catástrofes.
Analicemos cada uno de los acuerdos. Lo podemos hacer partiendo de un criterio de 'importancia' o seguir un orden cuantitativo del tamaño de las inversiones. Optamos por seguir el mismo orden en que los acuerdos fueron publicados. El primero se refiere a un 'entendimiento' para la promoción del comercio e inversiones'. Pretende atraer las inversiones chinas hacia Panamá. Servirá de marco para canalizar las inversiones de capital chino hacia los sectores más estratégicos para la expansión china en América latina.
El segundo acuerdo es entre el Banco de Desarrollo de China y el Ministerio de Economía Finanzas (MEF) que pretende agilizar las actividades financieras chinas en el país y en la región. El acuerdo menciona inversiones en infraestructura, desde puentes y puertos hasta centrales eléctricas. El tercer acuerdo, es entre el MEF y el Banco Chino de Importaciones y Exportaciones (EximBank). Según la redacción del acuerdo, el Banco chino traería a Panamá una cartera con el equivalente de 200 mil millones de dólares. Hay que preguntare si el monto es para proyectos en Panamá o para toda la región. Con ese capital se podría ampliar aproximadamente unos 40 Canales de Panamá. El cuarto acuerdo es un Tratado de Libre Comercio. Mientras que los primeros tres acuerdos pueden tener alguna promesa, este sobre 'libre comercio' es un mero saludo a la bandera para satisfacer los anhelos de algunos comerciantes deseosos de acumular más dinero sin crear empleos o puestos de trabajo.
El quinto acuerdo se refiere a la 'cooperación en capacidad productiva e inversión'. En este renglón se destaca la construcción y la operación de infraestructura. La iniciativa contaría con una inversión inicial de 10 mil millones de dólares. El sexto acuerdo se refiere a medidas fitosanitarias para proteger a China de las exportaciones panameñas. El séptimo acuerdo se refiere a préstamos del EximBank a ETESA para el desarrollo de proyectos en el sector eléctrico de Panamá. Todos los fondos que recibe ETESA serían para "la compra directa o indirecta de productos y servicios chinos".
El octavo acuerdo entre Panamá y China también se refiere al sector eléctrico y ETESA. Esta última empresa estatal panameña recibiría créditos del Banco de China. El noveno acuerdo es para aumentar la productividad en el sector agropecuario panameño pensando en las exportaciones a China. El acuerdo parece enfatizar el desarrollo de proyectos conjuntos tanto de producción como de investigación. El décimo acuerdo no es  muy claro al sólo mencionar que una Comisión mixta se creará para 'examinará el alcance de los proyectos".
En la próxima entrega se analizarán los acuerdos restantes, incluyendo el muy mencionado ‘tren bala’.

23 de noviembre de 2017.

Wednesday, November 15, 2017

La cultura de la violencia en EEUU


La opinión pública mundial asocia a EEUU con “el sueño americano” pero también con la “pesadilla” de su máquina de guerra. Panamá tiene una larga historia que supera siglo y medio de intervenciones armadas por parte de EEUU a un costo altísimo de vidas. En la incursión más reciente en Panamá, en 1989, las fuerzas armadas de EEUU dejaron un saldo de miles de muertes y un régimen neoliberal que ha hundido el país en un estado de corrupción endémico.
La situación parece ser global, con Washington tratando de crear Estados ‘fallidos’ en todos los continentes. Lo increíble de esta situación es que la política de desestabilización que emprende EEUU a escala global también la aplica en su propio país. Las organizaciones sociales norteamericanas han sonado la alarma para despertar a su pueblo que debe enfrentar la epidemia de violencia que azota a 350 millones de habitantes en EEUU.En sólo un día de la semana pasada, se presentaron en los medios masivos de comunicación de EEUU una serie de denuncias contra el acoso sistemático contra las mujeres. En unas cuantas semanas se han producido masacres de civiles por personas que son calificadas como ‘enfermas mentales’ o ‘terroristas’ (tiene connotaciones políticas diferentes según la legislación norteamericana). Grupos sociales historicamente discriminados, a su vez, son objeto de asesinatos sistemáticos, incluso por agentes de la autoridad.En una semana salieron a la luz pública casos de acoso de “alto perfil”. El caso más reciente es la de una mujer que asegura que Roy Moore, un candidato del sur de EEUU a elección para senador, la maltrató sexualmente cuando tenía 14 años de edad. Otro caso es la acusación por acoso sexual de una mujer en el norte de EEUU, Minnesota, contra un senador estatal, Dan Schoen. En Kentucky, otro legislador, Jeff Hoover, es presionado para que renuncie después de llegar a un acuerdo con la mujer que lo acusa de acoso sexual.
El millonario productor de los medios y del cine, Weinstein, ya tiene en su contra más de 20 casos de acusaciones de acoso en su mayoría de mujeres de Nueva York. Otro millonario de la farándula, Louis C.K., es acusado por cinco mujeres de acoso y mala conducta sexual. La escritora Kater Gordon acusa de acoso sexual al creador de la serie de televisión ‘Mad Men’, Matthew Weiner. El actor Kevin Spacey fue removido de la película que estaba filmando por las acusaciones de agresión sexual de varias mujeres. Las denuncias no reflejan algo nuevo. Es parte de una cultura ‘machista’ generalizada en EEUU. Las denuncias son un reflejo de que las mujeres están reaccionando. Todo indica que la situación se hará más grave ya que las mujeres no tolerarán la conducta de ciertos hombres, Otra enfermedad que agobia a EEUU – igual o peor que el abuso sexual – es la cultura comercial del uso de las armas de fuego. Desde niños, el norteamericano es educado para matar, aunque sea en juegos que parecieran inocentes. Con sus pistolas al cinto persigue a ‘indios’ como sus héroes en la gran pantalla. Después con armas electrónicas persigue al ‘enemigo’ de turno que puede ser de una nacionalidad indeseable. Ahora es el ‘musulman’ radical o del Estado Islámico.
Según una investigación del movimiento a favor del control de armas “Everytown for Gun Safety”, “la mayoría de las masacres con armas de fuego están relacionadas de alguna manera con la violencia doméstica o familiar”. Entre 2009 y 2016, en más de la mitad de las masacres con armas de fuego, los agresores mataron a sus parejas u otros miembros de sus familias. La violencia doméstica es más que una señal de alarma; es un crimen en sí mismo. El informe descubrió que “la presencia de un arma de fuego en una situación de violencia doméstica hace que sea cinco veces más probable que una mujer resulte asesinada”.
“Las mujeres en EEUU tienen una probabilidad 16 veces mayor de ser asesinadas con un arma de fuego que las de otros países, lo que hace que este país sea el más peligroso en el mundo desarrollado en cuanto a violencia con armas de fuego hacia las mujeres. Todos los años, las mujeres estadounidenses sufren 5,3 millones de incidentes de violencia por parte de sus parejas”. El informe agrega que “cincuenta mujeres en EEUU son asesinadas cada mes por disparos efectuados por sus parejas”.

16 de noviembre de 2016.

Wednesday, November 8, 2017

Panamá entre EEUU y China

El presidente de EEUU, Donald Trump, está terminando una gira por Asia que incluye cinco países claves en el futuro de Panamá. Su visita a China tuvo la particularidad de reunir a los dos gobernantes más poderosos del mundo. Además, se reunieron los dos usuarios más importantes del Canal. Entre ambas potencias económicas, representan mas del 80 por ciento de todo el tráfico marítimo de la vía acuática. Además, Trump visitó a Japón y Corea del Sur los usuarios más importantes después de los antes mencionados.

El presidente Varela debió aprovechar la oportunidad para sumarse a la gira de Trump. Quizás la agenda habría tenido otro tono, pero se discutirían los mismos problemas. Al igual que Trump, Varela tendría que poner sobre la mesa dos asuntos íntimamente relacionados. En primer lugar, hay que preguntar si ¿las políticas recién aprobadas por el Congreso del Partido Comunista chino afectarán el comercio exterior del gigante y, de paso, los tránsitos por el Canal de Panamá? Segundo, China aparentemente decidió darle otro impulso a la llamada ‘Ruta de la Seda’. Tiene a la vista Asia central y Europa, pero Pekín también privilegiará a América latina.
Trump tiene una agenda dual en su gira. Por un lado, tiene que recordarle a los países de Asia oriental que geopolíticamente Washington tiene las intenciones de continuar siendo la misma potencia que dominó la región en la segunda mitad del siglo XX. En este tablero, juega un papel clave el conflicto que EEUU mantiene vivo con Corea del Norte. Por otro lado, el presidente norteamericano pretende resolver problemas relacionados con el déficit económico que mantiene su comercio especialmente con China. Trump insistirá ante el presidente Xi que China coopere con su política de generar más empleos industriales en EEUU.
En el caso de Panamá, todo indica que los chinos tienen tres objetivos. El primero se refiere al Canal de Panamá y la necesidad de mantenerlo al servicio de su política global: comercio mundial. El segundo tiene relación con las inversiones que planea realizar en Panamá a corto plazo: Transporte terrestre, agroindustria y turismo. El tercero y último es quizás el más audaz por parte de los chinos: Convertir a Panamá en su centro de operaciones para consolidar nexos comerciales y económicos con toda la región latinoamericana.
Los chinos tienen planes para el futuro inmediato y también a largo plazo. Trump se movió rapidamente y su gira el por el Lejano Oriente es prueba de ello. Existe temor en EEUU que China – que se liberó de la dominación occidental en 1949 –  pueda dar un salto cualitativo/tecnológico - económico y militar - en el siglo XXI. China tiene, en la actualidad, un potencial económico igual al de EEUU y su capacidad financiera será igual o mayor a la de Washington en pocos años. Sus especialistas dicen que en algún momento en el siglo XXI tendrán el mismo poder militar. A veces se pasa por alto el enorme poder cultural de EEUU y como su ‘máquina propagandística’ se impuso a toda resistencia en el mundo entero. Podrá China equipararse a EEUU en el campo de los medios de comunicación, redes sociales, Hollywood, música y otras áreas que domina Washington. ¿Estarán pensando los chinos en ese reto para el siglo XXI o quizás lo postergarán para el siglo XXII? No dan muestras de tener prisa.
Antes de cumplir un año en la Casa Blanca, Trump se trasladó a China. En el caso de Panamá, hay que poner un equipo a trabajar en lo que se refiere a las relaciones con China a corto plazo y, también, con ‘luces largas’. El ‘equipo’ no puede ser partidista y menos de quienes pretenden sacar ganancias con una política basada en la ‘chequera’ o algo parecido. Panamá tiene que proponer un plan de inversiones para el próximo decenio en torno al Canal de Panamá. Además, tiene que identificar sus prioridades en torno al desarrollo nacional (hasta 2040) y lo que implica en términos de inversiones en vías de transporte y agroindustria. Por último, Panamá tiene que plantearse – a largo plazo (2060) – una estrategia para convertirse en un centro de operaciones regional (con proyecciones globales) tanto marítimas como aéreas y, eventualmente, terrestre.
Trump se nos adelantó. Tiene mucha más gente trabajando sobre el asunto en su gobierno. Panamá tiene que ponerse a trabajar para evitar que China tome posesión del Istmo sin darnos cuenta.
9 de noviembre de 2017.

Thursday, November 2, 2017

El Congreso del FAD propone cambios profundos



Anoche tuve la oportunidad de ver en las redes virtuales “la casona de Pepón, ex-ministro (del gobierno del presidente Ricardo Martinelli) en Gigón, Asturias”, España. Una espléndida residencia, merecedor de un español que ‘hizo la América’. Es el sueño de todo emigrante ibérico que viaja a tierras que fueron colonias de la corona asentada en Madrid. Hay que confirmar si la casa en las redes es de la persona llamada Pepón.
A los americanos en América no nos sorprende – aún hoy - el saqueo de las tierras que en su momento se extendían desde Canadá a Tierra del Fuego, pasando por el istmo de Panamá. La pregunta que se hacen los americanos – los de Nuestra América – es hasta cuando seguirá el pillaje y el despojo de las riquezas de nuestros países. A los españoles se han sumado, durante los últimos dos siglos, los ‘criollos’ que expulsaron a los ibéricos y siguieron apropiándose de tierras, minas, trabajadores y todos los recursos que encontraban en su camino.
¿Cuándo será posible sacarnos de encima esta escoria que se lleva lo mejor de nuestras riquezas, de nuestra juventud? En el caso de Panamá, el espíritu de Urraca y Quibián, guerreros de los ngobe del siglo XVI sigue vivo. Igual la leyenda de los cimarrones Bayano y Felipillo. En la memoria más reciente se levantan las figuras mártires de Victoriano Lorenzo, Floyd Britton, Ascanio Arosemena, Jorge Camacho y tantos otros que cayeron en una guerra que no termina contra el conquistador.
¿Hasta cuando? Sólo terminará cuando los pueblos se organicen y asuman la dirección de sus propios destinos. La organización es un problema cultural. Hay que estar convencido que se puede, que todos se pueden unir en torno a un objetivo común.
Los pueblos saben que viven en la pobreza, sin medios para producir lo que necesitan para proveer a sus familias con alimentos, vivienda decente y seguridad. También saben que viven en una sociedad marcada por la desigualdad donde hay quienes tienen enormes fortunas y la mayoría sólo pueden aspirar a sobrevivir día a día.
En la actualidad, la pobreza tiene cara de empleo informal, violencia comunitaria, falta de servicios de salud y escuelas colapsadas.
Los políticos neoliberales prometen hace décadas que las enormes riquezas que producen los panameños pronto comenzarán a derramarse por los senderos, por calles y avenidas para llegar a los hogares de los más pobres. Muchos creyeron el cuento cuando vieron como se levantaban rascacielos, ‘resort’ en las playas y cintas costeras. Descubrieron que el que deja obras se roba todos los fondos del erario público. A la vez, se percataron que con o sin obras los neoliberales sólo aspiran a vaciar las arcas de la República, igual que los liberales que los antecedieron.
Los partidos tradicionales tienen que enfrentar una organización partidista nueva. Acaba de celebrar su Congreso constituyente el Frente Amplio por la Democracia (FAD) que aspira a ganar las elecciones de mayo de 2019. El FAD es un partido de izquierda, el único en Panamá. ¿Qué quiere decir izquierda? Promueve los cambios, en todos los sentidos: Económicos, sociales y culturales.
En su discurso, el presidente del FAD, Fernando Cebamanos, destacó dos metas inmediatas para los comicios que se acercan. Por un lado, planteó la necesidad de unir al pueblo en torno a todas las fuerzas sociales que quieren hacer cambios en el país. Por el otro, señaló la urgencia de convocar una Asamblea constituyente para que el pueblo decida qué orden quiere para construir su futuro independiente y soberano.
El FAD aparece sobre el escenario cuando el país se encuentra en una crisis de legitimidad de sus gobernantes. Los partidos que han alimentado durante los últimos 25 años a las estructuras de poder político se han agotado. Han saltado a la palestra candidatos independientes que creen posible reemplazar a los viejos partidos.
El país necesita cambios profundos en lo económico y social. El FAD está dispuesto a ofrecerlos, siempre y cuando pueda unir al pueblo panameño en torno a su proyecto de gobierno.
El pueblo tiene que ser el actor principal en la lucha contra el clientelismo y la corrupción. No tiene otra alternativa en el siglo XXI. Hay que poner fin al saqueo de quienes encuentran su ‘casona’  en Asturias. Hay que poner fin a todo tipo de pillaje con un partido que cree en los cambios. Que une al pueblo en la construcción del país que todos queremos.

2 de noviembre de 2017.

Friday, October 27, 2017

Poder económico y elecciones políticas


Las campañas organizadas en torno a los candidatos a elección popular (o de otro tipo) siempre han contado con apoyo económico proveniente de los sectores más acaudalados y mejor organizados de la sociedad. Los análisis deben tomar en cuenta el apoyo de los empresarios para comprender el triunfo o derrota de cualquier candidato. En una sociedad capitalista, los empresarios que controlan los mecanismos de acumulación de las riquezas son los más acaudalados
Los capitalistas, sin embargo, tienden a dividirse en liberales y conservadores (con esos nombres u otros). Los liberales piden cambios para beneficiar sus inversiones. Los conservadores se oponen a cualquier cambio. A principios del siglo pasado, los capitalistas más poderosos estaban estrechamente vinculados con el proyecto de construcción del Canal y la política exterior de EEUU. A mediados de ese mismo siglo, aparecieron los industriales, con las políticas que favorecían la ‘sustitución de importaciones’. Los agroindustriales tenían un mercado en EEUU asegurado (la ‘cuota’ que todavía está vigente) y un mercado interno en expansión. La crisis de este ‘modelo’ de crecimiento trajo una variante neoliberal-conservadora que promovió la desregulación  y la flexibilización. Desapareció el mercado interno y se promovió una llamada ‘globalización’. Más importante, la nueva fracción capitalista que se apoderó de la sociedad se vio favorecida por la transferencia del Canal de Panamá al gobierno panameño por parte de EEUU en 1999.
Cada uno de estos períodos tuvo un sector social dominante, vinculado a la expansión de la economía capitalista. A principios del siglo XX los liberales dependientes de la relación con EEUU. A mediados del siglo, los industriales bajo la dirección de los ‘liberales renovadores’ y los militares. Después de la invasión militar norteamericana de 1989, se afianzó en el poder político una fracción del capital bancario (financiero). La fracción financiera se hizo notoria cuando en 1987, en medio de la crisis provocada por el rompimiento de EEUU con el general Noriega, los intereses bancarios que habían sido parte de la alianza cívico-militar (Partido Revolucionario Democrático – PRD), fundada por el general Torrijos en la década anterior, rompió con el régimen.  La cabeza del Frente Empresarial del PRD se fue a Washington a sumar sus fuerzas a la desestabilización del gobierno militar.
En las elecciones de 1989, el sector financiero unificado se enfrentó al debilitado sector industrial. La derrota de la fracción industrial que apoyaba al régimen militar, señaló la nueva hegemonía de los banqueros. En 1994 el sector financiero se dividió a la hora de apoyar a los diferentes candidatos a la Presidencia. Con un agónico 33 por ciento de los votos, Ernesto Pérez Balladares ganó, con un apoyo significativo de una fracción de los intereses financieros. Lo interesante de estas elecciones fue la decisión del capital financiero de abandonar a los partidos Demócrata Cristiano y MOLIRENA. Sólo quedaron como alternativas el Partido Panameñista (Banco del Istmo) y el PRD (un sector importante del Banco General). En las elecciones de 1999 (Panameñista) y 2004 (PRD) ganan los candidatos que respondían a los intereses de los bancos mencionados.
Las elecciones de 2009 dieron un giro inesperado. Ante la frustración de los banqueros que no veían políticas claras por parte de sus candidatos, cedieron ante el impulso de Ricardo Martinelli y la Embajada de EEUU. En 2014 un sector decisivo de los banqueros se comprometió con la candidatura de Juan C. Varela. Abandonaron tanto al PRD y su candidato, Juan C. Navarro, como a la alternativa que levantó el entonces presidente Martinelli.
Las elecciones de mayo de 2019 están a la vista y no se ven candidatos claros, con aspiraciones, entre los tres partidos vinculados al sector financiero. La banca panameña nuevamente se encuentra en un impasse. No tiene una posición clara frente a los aspirantes de los partidos políticos. Ya lanzó su candidatura por la libre postulación una figura que es bien vista por una importante fracción de la banca panameña. Sin embargo, la falta de una máquina partidista le resta muchas posibilidades. Sólo le queda el colapso del sistema partidista. Esta alternativa es peligrosa para los intereses más conservadores (finanzas) en la medida en que le abre las puertas a otros candidatos independientes no comprometidos. Todavía más peligroso, puede crear las condiciones para la convocatoria a una asamblea constituyente sin la participación de los partidos políticos. Se abrirían las puertas a los sectores más radicales de las capas medias y a las organizaciones populares.
26 de octubre de 2017.



Thursday, October 19, 2017

Estamos en la última fase de desarrollo capitalista

         Enfrentamos una realidad social cambiante. Hace unos pocas décadas teníamos un economía basada en la agricultura y servicios que se prestaban a la ruta de tránsito. Las fortunas se hacían conquistando el poder político y recogiendo las migajas que repartía la posición geográfica del país. Una masa de trabajadores lograban sobrevivir de un trabajo informal en los arrabales de las ciudades de Panamá y Colón así como en las áreas rurales. Teníamos altos índices de analfabetismo y de enfermedades transmisibles. Carecíamos de un Estado capaz de definir políticas nacionales. Un sistema político inestable y subordinado a la potencia hegemónica mundial de turno.

El siglo XXI presenta un país bastante diferente al descrito más arriba. El poder político está en manos de la clase capitalista financiera y quienes dominan la ruta de tránsito (el entorno del Canal de Panamá). Todavía persiste una masa de trabajadores informales en las áreas marginales de la ciudad de Panamá. Coexiste con una clase obrera y capas medias insertas en el mercado de consumo. Los índices de analfabetismo han disminuido a casi cero y se han erradicado las enfermedades transmisibles. Los niveles educativos se estancaron y los servicios de salud colapsaron para los trabajadores informales que representan a más del 50 por ciento de la población.
Aún cuando se logró que EEUU evacuara las bases militares que rodeaban el Canal de Panamá, que levantaran las ‘estacas’ coloniales de la Zona del Canal y entregaran la vía acuática en 1999, no se cuenta con un Estado capaz de definir políticas nacionales. El sistema político sigue siendo inestable y dependiente de la potencia hegemónica.
En el siglo XX Panamá pasó por tres fases de desarrollo capitalista. El primero fue la continuación de la versión del capitalismo mercantil dependiente. Una inversión capitalista industrial muy fuerte (Ferrocarril y Canal) que reproducía formas sociales de explotación capitalista de ‘enclave’. La misma fue sustituida – a partir de la segunda guerra mundial - por el capitalismo industrial dependiente con fuertes inversiones en tecnología norteamericana que generó una clase obrera y una juventud combativas. A partir de la invasión norteamericana de 1989, el consenso de Washington y las políticas neoliberales desmontaron la industria y gran parte de la agro-industria. El cambio produjo una sucesión de gobiernos conservadores (1990-2017) que desarticuló a las organizaciones populares y logró desactivar la combatividad de la juventud.
La burguesía industrial panameña que surgió y prosperó entre 1935 y 1980 abandonó el sector manufacturero e invirtió sus capitales en el sector del capital financiero. La banca panameña sustituyó la industria como la ‘locomotora’ de la economía capitalista. Las reformas a los tratados del Canal con EEUU en 1936 y 1955 le dieron un fuerte impulso a la industria. Se suponía que el Tratado del Canal Torrijos Carter (1977) – sin incluir el de Neutralidad – le daría el impulso que necesitaba al sector industrial para ser competitivo. La consigna de Torrijos de darle el “uso más colectivo” a los ingresos del Canal fue reemplazado dos veces después de su muerte violenta en 1981. La primera vez por el general Noriega, quien entre 1983 y 1987, intentó transformar la ex Zona del Canal en un centro para la formación de un Ejército. La segunda fue después de la invasión militar norteamericana, cuando Washington convirtió “el mercado como la herramienta fundamental para determinar la asignación de recursos” del Canal.
En la actualidad, la Autoridad del Canal de Panamá recauda anualmente US$3 mil millones que no pueden invertirse en proyectos de desarrollo nacional. En los próximos 5 años serán más de US$15 mil millones. Cerca de US$10 mil millones irán directamente a las arcas fiscales del gobierno. Están al servicio de las grandes empresas corporativas extranjeras que invierten en proyectos que van desde facilidades portuarias, ferroviarias, mineras, logísticas e inmobiliarias.
A falta de un proyecto de desarrollo nacional, el país no tiene visión de futuro. Ni siquiera puede aspirar a estudiar las ofertas que llegan al país. Empresas de China Popular lanzaron la idea de construir un ferrocarril ‘bala’ entre la ciudad de Panamá y la frontera con Costa Rica. Los gobernantes, a falta de visión, sólo atinaron a darles la bienvenida.
Es posible que estamos en la tercera y última fase de desarrollo capitalista. Urge que sectores amplios de la sociedad en forma organizada asuman la responsabilidad de tomar la dirección del país en el marco de un plan de desarrollo nacional.
19 de octubre de 2017.


Thursday, October 12, 2017

Los escándalos debilitan a los partidos tradicionales

La campaña política con miras a las elecciones presidenciales de mayo de 2019 aún no arranca. En el pasado, para estas fechas, los partidos tradicionales ya habían lanzado sus candidatos y pre-candidatos quienes buscaban las mejores posiciones para consolidar sus aspiraciones. Usualmente, gana la candidatura el político con mayor ‘carisma’, con las finanzas más ‘boyantes’ y con el respaldo de la Embajada de EEUU.

El orden de importancia de los factores es el inverso al expuesto más arriba. La Embajada de EEUU siempre apoya el candidato que se inclina con más entusiasmo hacia la política de Washington. (Esta realidad no es exclusiva de Panamá). Los informes políticos de los agentes norteamericanos son tomados muy en cuenta por EEUU. En 2009, la candidata del Partido Revolucionario Democrático (PRD) fue vetada por la Embajada que no consideró a Balbina Herrera de su confianza.
Por el lado financiero, los tres partidos de la elite panameña – el Partido Panameñista (en el gobierno actual), el Partido Cambio Democrático (2009-2014) y el PRD (2004-2009) – han logrado establecer una base financiera que aparenta solidez. El poder económico en Panamá está distribuido en el sector bancario, logístico e inmobiliario. Siguen según su importancia los empresarios comerciales, agroindustriales e industriales. Los partidos tradicionales necesitan el sector financiero, pero éste – en cambio - no depende de esas organizaciones políticas. En las últimas elecciones (2014) se especula que un magnate de las finanzas, quien también está vinculado al gran capital logístico y comercial, contribuyó al triunfo del actual Presidente de la República.
La falta de figuras políticas que puedan convencer a los sectores que conforman el poder económico del país explica la falta de entusiasmo por parte de los medios de comunicación para agitar candidaturas. Recientemente el Tribunal Electoral logró aprobar una ley que reduce la campaña formal a unos pocos meses. Eso no quiere decir, sin embargo, que no se pueda iniciar una campaña que levante el perfil de los candidatos que se consideran más ‘carismáticos’. Nadie nace con carisma. El carisma se construye. Los ejemplos más emblemáticos durante el siglo XX fueron el presidente Belisario Porras, quien hace cien años llegó a la Presidencia sobre la base de su liderazgo durante la Guerra civil de los Mil Días. También Arnulfo Arias triunfó en 1940 por su arrojo durante el golpe civil de 1931 que lo catapultó en los ojos del pueblo panameño. Igualmente, Omar Torrijos logró encabezar un movimiento nacionalista gracias a las negociaciones exitosas frente a EEUU (1977) que culminó con la desaparición del enclave colonial y la transferencia del Canal de Panamá.
La elite panameña actualmente no tiene figuras carismáticas. Han tratado - con resultados negativos – de levantar perfiles asociados a la invasión militar de EEUU de 1989. Ya han salido a la palestra algunos candidatos a la Presidencia que se declaran independientes (no vinculados a los partidos políticos tradicionales). Los independientes con más posibilidades basan sus propuestas en la corrupción que identifica a los partidos de la elite panameña. Creen que el pueblo está cansado de los abusos de los partidos políticos y se volcará a favor de un candidato ‘sin tachas y honesto’. Pero incluso los candidatos independientes tienen que tener el aval de la Embajada, un respaldo económico y carisma. Quizás hay algunos con uno de los atributos mencionados pero le faltan otros.
En 2014 se lanzó Juan Jované como candidato independiente sobre la base de su carisma y honestidad, con un programa popular. Pero le faltaron los otros factores. Jované habría instaurado un gobierno con un plan de desarrollo nacional y erradicando la corrupción. La propuesta que sin duda era la mejor no encontró eco entre la elite del poder y mucho menos en la Embajada. En 2019 volverá a la palestra el Partido Frente Amplio por la Democracia (FAD), que levanta como bandera las luchas sindicales y campesinas (sin excluir a las estudiantiles) de los últimos 70 años. El discurso del FAD no logra penetrar la coraza que la oligarquía panameña ha construido en torno a los sectores populares.
Los partidos tradicionales, sacudidos por los escándalos de corrupción, carecen de un plan de gobierno desde hace 25 años. La elite ahora tiene la esperanza de que los chinos traigan dinero fresco. El pueblo panameño, sin embargo, no quiere promesas de dinero. Quiere un gobierno con un plan que garantice desarrollo y empleo decente (formal) para todos los trabajadores.
12 de octubre de 2017.

Thursday, October 5, 2017

La revista TAREAS hace un análisis crítico del país

El primer número de la revista TAREAS apareció en octubre de 1960. Apenas 57 años después, hizo su aparición el N°157. En su sección “Sociedad y Nación” trae cuatro artículos que se refieren indirectamente a la actual crisis de legitimidad que atraviesa el país. En primer lugar, un trabajo de Marco A. Gandásegui, hijo, sobre las 6 elecciones que ha realizado Panamá desde la invasión militar norteamericana de 1989. Cada una ha sido presidido por un triunvirato partidista que heredó los mecanismo electorales que controla EEUU. Los partidos políticos se turnan en la Presidencia y en la repartición de las riquezas que produce el trabajo de los panameños. Todo intento por romper el círculo vicioso es neutralizado por una intervención extranjera oportuna.

Un segundo  artículo, es una reivindicación de la identidad panameña desde los tiempos coloniales hasta el presente. El historiador Alfredo Castillero Calvo deja muy claro que la ‘leyenda negra’ inventada por los ingleses para deslegitimizar la capacidad de los españoles para gobernar las colonias, es falsa y malintencionada. Utilizando casos muy concretos, demuestra como los españoles (y los panameños que muchas veces dirigían los regimientos) derrotaban a los agentes de la corona albión.
En la misma sección, el sociólogo y crítico, Luis Pulido R., rescata la obra de Joaquín Beleño, representante de una generación que dominó ideológicamente a los panameños a mediados del siglo XX. La hegemonía de la modernidad, expresada en Beleño y otros autores, que dio lugar a la recuperación de la soberanía sobre todo el territorio panameño, fue derrotada en 1989 bajo las bayonetas norteamericanas y la militancia de la oligarquía cuya ideología ‘transitista’ y rentista salió triunfante.
Por último, la historiadora, Vilma Chiriboga, nos muestra un mundo desconocido de nuestra formación social que es el ordenamiento social existente en la Zona del Canal de Panamá a principios de siglo XX. La ‘Zona’ existió entre 1904 y 1979. Chiriboga nos introduce en el sistema educativo que formaba parte de la socialización de las adolescentes y jóvenes. El sistema militar imperante (durante toda la historia de la ‘Zona’) era muy estricto y las jóvenes eran educadas dentro de un régimen de control social. En parte, estos valores se transmitieron al sistema escolar panameño en la primera mitad de ese siglo.
TAREAS trae a sus páginas el centenario del acontecimiento político que más impacto tuvo sobre el siglo XX: La Revolución rusa. “Las tesis de abril” destaca el pensamiento de Lenin, líder de ese proceso, quien ante situaciones cambiantes lleva su partido ‘bolchevique’, los ‘soviet’ y al pueblo ruso al poder. Complementan “Las tesis de abril”, dos artículos de David Priestland y Tariq Alí, respectivamente.
En la sección dedicada al bicentenario del jurista panameño del siglo XIX, Justo Arosemena, otro historiador, en este caso Fernando Aparicio, hace una certera crítica a la obra del autor, El Estado federal.
Arosemena advirtió, según Aparicio, que la modernización de la ruta no habría de brindar al Istmo la prosperidad que se esperaba sino que, por el contrario, traería consigo nuevos problemas  y amenazas. Por ello, “añadió dos nuevos elementos: la necesidad de promover la producción y la urgencia de denunciar el anexionismo norteamericano, preservando la autonomía y la personalidad del Istmo”.
En la sección “Tareas sobre la Marcha”, se publica una entrevista que el joven filósofo, Abdiel Rodríguez, le hace al joven sociólogo, Azael Carrera. Es un encuentro de dos valores nuevos que seguramente revolucionarán las ciencias sociales en un próximo futuro. En esta sección también se publica la poesía de Amelia Denis de Icaza sobre Victoriano Lorenzo. Una pieza magistral creada casi al calor de los acontecimientos que condujeron al fusilamiento del líder coclesano en acto traicionero de liberales y conservadores en mayo de 1903.
El número 157 de TAREAS cierra con una reseña de Aristeides Turpana, filósofo guna y profesor de español, sobre la ‘celebración’ de la pubertad en ese pueblo originario que describe el antropólogo norteamericano, James Howe. Al final se incluye un comunicado de la Defensoría de los Universitarios (de la Universidad de Panamá) denunciando la violación de la autonomía universitaria en un acto más de violencia por parte de la Policía Nacional.
La presentación de la revista TAREAS N°157 está programada para noviembre de 2017. Para esa ocasión se seleccionarán, entre los intelectuales más destacados del país, quienes harán los honores. Todo el público está invitado, especialmente los más jóvenes.
5 de septiembre de 2017.





Thursday, September 28, 2017

Trabajadores y sindicatos en el Canal de Panamá


Se ha desatado un debate en el país en torno al Canal de Panamá y los trabajadores que allí laboran. Por un lado, los críticos de los niveles salariales que existen en la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), señalan que deben reducirse los emolumentos que se pagan a esos trabajadores. Por el otro, la gerencia de la ACP plantea que se pagan salarios correspondientes a la productividad de los obreros, empleados y técnicos. Lastimosamente, el debate no refleja la realidad y, mucho menos, los intereses del país.
Los trabajadores de la ACP reciben salarios que triplican o más la media predominante en el mercado de trabajo nacional. Obviamente, no son más ‘productivos’ que los trabajadores del resto del país. El aseador, la secretaria o el pasa-cable de la ACP no es mejor que aquellos de otras empresas. En realidad, no hay como comparar la ‘productividad’ del pasa-cable o de los pilotos y prácticos del Canal en Panamá. No existe otro Canal. Podemos comparar los salarios con los trabajadores del Canal de Suez, del rio St. Lawrence (Canadá) o de Kiel (Alemania). Interesante sería compararlos con los especialistas que navegan sobre las esclusas de la gran represa china de Las Tres Gargantas
Pero veamos cuál es la realidad y cuáles son los intereses nacionales. En 2000 los trabajadores de la ACP comenzaron a trabajar con una escala salarial negociada por los sindicatos norteamericanos frente a la entonces Comisión del Canal de Panamá (PCC). Los trabajadores de EEUU recibían un 25 por ciento adicional de ‘estimulo’ por laborar en un medio tropical. (Un residuo del racismo norteamericano que aún prevalece donde ellos se encuentren). En el transcurso de los 17 años que han transcurrido desde que el Tratado del Canal (Torrijos-Carter) de 1977 caducó y la vía es administrada por el gobierno panameño, los salarios en EEUU han aumentado a un ritmo mayor que los de la ACP.
Los salarios de los trabajadores de la ACP habrían colapsado si no fuera por los sindicatos que defienden sus conquistas. En la actualidad, hay siete sindicatos en la ACP. Cada uno tiene poder negociador, unos más otros. Quizás el más poderoso es el sindicato de los prácticos (pilotos que guían los barcos por el Canal de 80 kilómetros entre océano y océano y navegan por las esclusas). Una protesta o paro de éstos paralizaría los tránsitos por el Canal en forma instantánea. La fuerza verdadera de este sindicato, sin embargo, está en su asociación con las organizaciones sindicales internacionales. Una queja de los trabajadores del Canal encuentra un eco inmediato en todos los puertos del mundo.
Hay cuatro organizaciones sindicales en la ACP que agrupan cerca de 2000 trabajadores. Estas son  la Unión de Prácticos del Canal de Panamá (UPCP), la Unión de Ingenieros Marinos (UIM), la Unión de Capitanes y Oficiales de Cubierta (UCOC) y el Sindicato de Bomberos del Canal (IAFF). También hay tres sindicatos que agrupan a 8 mil trabajadores llamados no profesionales. Estos se agrupan en la Unidad Negociadora de Trabajadores No Profesionales que representa una coalición integrada por el el Panama Area Metal Trades Council , el National Maritime Union y el Sindicato del Canal de Panamá y del Caribe. Estos tres sindicatos representan el 80 por ciento de los 10 mil empleados de la ACP.
Quizás donde se podrían reducir salarios sería entre los ejecutivos que llegaron a la ACP en los últimos tres lustros. Más aún, se podrían eliminar los privilegios de los miembros de la junta directiva.
Más importante que los salarios de los trabajadores - para el debate nacional - es lo que entendemos por el Canal y su contribución al desarrollo del país. El próximo año fiscal por concepto de peajes, la ACP recibirá US$3 mil millones. De ese total, US$1.6 se destinará directamente al fisco para integrarse al presupuesto del gobierno nacional. Esos recursos no serán incorporados a un plan de desarrollo porque no existe. La totalidad será gastada en importar artículos de lujo (autos, materiales de construcción, electrodomésticos y otros). También en importar rubros que deberían producirse en el país (arroz, frutas tropicales, vestimenta y otros).
Pensemos en el país y no en los salarios de los pocos trabajadores que están bien remunerados. ¿Cómo hacemos para que todos los panameños tengan salarios similares a los trabajadores del Canal? Invirtamos los recursos del Canal en un plan de desarrollo.

28 de septiembre de 2017.

Thursday, September 21, 2017

La corrupción y las elites políticas

Los gobiernos (o regímenes) se tambalean por causas internas. A menudo estas son abanicadas por intereses de otros países, especialmente potencias militares. Al contrario, también están los casos de gobiernos apoyados por potencias extranjeras que no logran sostenerse y caen estrepitosamente. (Casos de Batista en Cuba, 1959, y Somoza en Nicaragua, 1979, entre otros). Quizás el elemento que se asocia más con el desmoronamiento de un régimen es la corrupción. Quienes ocupan el poder una vez asociados con la corrupción se des-legitiman y pierden toda base de apoyo para sostenerse.
Quienes han escrito sobre la corrupción tienden a relacionar el problema con tres causas. Por un lado, señalan – equivocadamente – que es propio de la ‘naturaleza humana’. En otras palabras, así somos y no hay algo que pueda corregirlo. Por el otro, es una desviación en la conducta de quienes vivimos en sociedades que normalmente rechazan este tipo de comportamiento. Un planteamiento sin fundamento. Por último, hay quienes argumentan que la corrupción es el resultado del sistema en que vivimos y su necesidad de reproducirse.
Mario Unda, sociólogo ecuatoriano, señala que el sistema económico en que vivimos es corrupto por definición. Unda apunta a cinco causas de corrupción asociadas a la economía. Primero, el enriquecimiento por medio de los sobornos en “un período de recambio de elites políticos”. Popularmente se habla de ‘los nuevos ricos’. Segundo, se puede hablar de los ‘ricos’ tradicionales que corrompen todo lo que encuentran a su alrededor. La riqueza generada queda en manos de la empresa que corrompe (mediante los sobreprecios) y ‘la coima va al funcionario’.
En tercer lugar, “cuando una empresa paga un soborno para obtener un contrato, ese pago se convierte en una inversión destinada a desplazar y a sacar del juego a sus competidores”. Cuarto, “la corrupción es uno de los mecanismos de la afirmación y reproducción de las relaciones de dependencia”. En quinto lugar, la corrupción es uno de los mecanismos más recurridos para asegurar el reparto del plusvalor social entre el Estado y el capital privado”.
La corrupción es igualmente importante entenderla como un arma política. Mantiene unida a la elite de la sociedad, la que controla los medios de poder que van desde el gobierno, los aparatos represivos (policía y militares), el sistema educativo, los medios de comunicación y las iglesias. Según Unda, la función política de la corrupción “está relacionada con la formación, la ampliación y la reproducción de las elites políticas en la medida en que permite o facilita el establecimiento y el mantenimiento de redes verticales y horizontales que necesariamente se encuentran como sustrato de cualquier elite política. En su funcionamiento se mezclan con relaciones de clientela que ofician de intermediarias para el intercambio de beneficios (como el empleo, por ejemplo) por respaldo político. En conjunto con otros mecanismos (mejora de sueldos, etc.), la corrupción permite que la nueva elite se levante sobre su antigua posición social y adquiera nuevas posiciones de privilegio”.
Según Unda, “bien miradas las cosas, la corrupción es un mecanismo de mucha utilidad en el establecimiento de las relaciones de cercanía cotidiana que se requieren para la estabilización del bloque en el poder. Se trata de la presencia de lazos invisibles a los ojos del común de los mortales. Otra función política de la corrupción es prestarse para ser usada prácticamente en cualquier momento por cualquier actor interesado. En tanto arma ampliamente disponible, la corrupción ofrece - en momentos de crisis - chivos expiatorios fácilmente identificables por la ira popular.
La corrupción es parte de la lucha entre capitalistas y entre estos y otros sectores de la sociedad por apropiarse de las riquezas que se producen en una sociedad. En el caso de Panamá, es obvio que la enorme riqueza que generaron los Tratados del Canal (Torrijos-Carter) de 1977, desató una lucha entre los sectores productivos y rentistas del capital por el control de los aparatos de gobierno (represión y reproducción). Cuando el Canal de Panamá se traspasó al Estado panameño en 2000, la corrupción se hizo exponencial. Sin controles ni regulaciones, la corrupción se convirtió en la herramienta para definir nuevas alianzas entre los sectores dominantes. Los partidos políticos son las máscaras que utilizan para presentarse en público y celebrar elecciones.
El bloque en el poder (como lo llama UNDA) en Panamá ya no es el mismo que hace 25 años. ¿Podrá sostenerse o caerá des-legitimado?

21 de septiembre de 2107.

Thursday, September 14, 2017

Corea del Norte: Paz, desmilitarización y unificación


La crisis militar en la península coreana tiene más de 60 años. Es el resultado del fin de la segunda guerra mundial y la repartición del mundo por parte de los ejércitos victoriosos. Corea es una sola nación dividida en dos Estados. A principios del siglo XX fue colonizada por Japón. Derrotado el imperio del ‘sol naciente’ por EEUU (en 1945), éste se consideró heredero de la colonia coreana. Sin embargo, fuerzas de resistencia armada locales ya existían en la península y crearon su propio gobierno. A fines de la década de 1940, EEUU invadió a Corea y obligó a los ‘partisanos’ a retirarse poco a poco hacia el norte.
A principios de la década de 1950 intervino el Ejercito Rojo de China y detuvo el avance norteamericano en Corea. Las partes dividieron a Corea en dos repúblicas. El norte bajo el gobierno de una alianza popular (con el apoyo de China y la Unión Soviética) y el sur con un régimen plutocrático (ocupado militarmente por EEUU). Para alcanzar este objetivo, se firmó un cese de la guerra pero no un fin al conflicto (Tratado de Paz).
Lo más importante en este caso es tratar de entender que caracteriza – en la actualidad -el enfrentamiento entre la República Democrática de Corea (Corea del Norte) y EEUU. También analizar el papel de la República de Corea (Corea del Sur), China, Japón y Rusia.
Desde 1953, Corea del Norte pone sobre la mesa de negociaciones con EEUU tres puntos:
  1. La firma de un Tratado de Paz entre Corea y EEUU.
  2. La evacuación de todas las bases militares y tropas de EEUU de la península coreana.
  3. La unificación de las dos Coreas (Sur y Norte).
EEUU nunca ha aceptado sentarse a negociar con Corea del Norte. En años recientes, Corea del Sur ha mostrado interés en negociar con su contraparte del Norte pero ha sido desautorizado por Washington. ¿Qué proponen los políticos norteamericanos? Una rendición incondicional de Corea del Norte y su integración al Sur. Esto significaría una ocupación militar norteamericana del norte de Corea.
Una alternativa como esta es inaceptable por parte de Corea del Norte. Tampoco es bien vista por China y Rusia. Incluso, Japón y Corea del Sur tampoco apoyarían una solución de este tipo. Corea del Norte optó desde el fin de la guerra con EEUU, en 1953, por una defensa militar. Dejó en manos del los chinos y soviéticos (de aquel entonces) la diplomacia. Han pasado más de 60 años y EEUU no ha cambiado su posición: rendición o destrucción total.
Corea del Norte tampoco ha modificado sus propuestas: Paz, desmilitarización y unificación. Al mismo tiempo, ha promovido constantemente su preparación militar. A principios de siglo XXI entró en la carrera nuclear. En pocos años ha creado la capacidad de fabricar bombas de destrucción masiva y cohetes para transportarlas. Los coreanos del norte dicen que este armamento sirve como un disuasivo contra EEUU que tiene bases en Corea del Sur y Japón con capacidad nuclear. También tiene una Armada que rodea a la península con capacidad de destruir de un solo golpe a la parte norte.
China ha sido el aliado de Corea del Norte desde 1949. Rusia después de 1989 no ha abandonado su viejo aliado pero ahora lo hace más por razones geopolíticas. Japón no ve con buenos ojos la constante intromisión de EEUU en la región noreste de Asia. Es un juego geopolítico entre todas las potencias para controlar uno de las áreas más estratégicas - económica y militarmente – de la tierra. Como consecuencia de la segunda guerra mundial, se dividieron Alemania y Vietnam. Pero ya se reunificaron. Le falta dar el paso a Corea. Corea del Norte tiene que dar un paso adelante en el mundo diplomático y llevar su caso a la comunidad internacional. El mejor ejemplo de este tipo de diplomacia la dio Panamá en el siglo XX. Expulsó a las tropas norteamericanas de la ‘Zona del Canal’ y acabó con el colonialismo con una campaña mundial que terminó arrinconando a EEUU. Panamá también amenazó con el uso de la fuerza al señalar que el Canal de Panamá no podía sobrevivir en un país ocupado por fuerzas extranjeras.
Corea del Norte ha demostrado que tiene determinación, fuerza y una identidad inquebrantable. Ahora le falta ocupar el escenario mundial con su diplomacia.
14 de septiembre de 2017.

Thursday, September 7, 2017

TISA raya nueva cancha de ‘juego’ global


La sociedad panameña en su conjunto ha llegado a un punto de hastío muy desestabilizador al enfrentar la cadena de casos de corrupción continuos y sin interrupción desde hace varios lustros. Los tres órganos del Estado – Ejecutivo, Legislativo y Judicial – se encuentran permanentemente envueltos en escándalos que han deslegitimado los aparatos de gobierno y a una clase social que se ha enriquecido deshonestamente.
Con motivo de los casos más recientes, las organizaciones populares decidieron salir juntos para rechazar la corrupción y la impunidad que pretenden imponer los gobernantes.  A las cuatro de la tarde se concentrarán frente a la Asamblea Nacional de Diputados para marchar hacia la Corte Suprema de Justicia. Organizaciones sindicales, empleados, estudiantes, mujeres y la sociedad panameña marcharán para denunciar la situación con una demostración masiva de protesta.
En la actualidad, hay un expresidente detenido en EEUU, también hay exministros privados de libertad, enjuiciados o prófugos. Igualmente, hay muchos empresarios que esperan que llegue la justicia a sus puertas.
El presidente Juan C. Varela está consciente del desmoronamiento que experimenta el tejido social del país, pero es incapaz de tomar medidas correctivas. El Tratado de Libre Comercio ha arruinado empresarios agrícolas y pequeños productores. Además, ha cerrado empresas y generado un desempleo galopante (encubierto en el mal llamado ‘empleo informal’). En Barú (tierras de producción bananera) se quiere expulsar a 800 familias de sus parcelas. En la ciudad de Colón se está desplazando a miles de familias para limpiar un área que pretende convertir en Zona Libre. En el área más poblada de la ciudad de Panamá – Juan Díaz – las inundaciones provocadas por los rellenos de los manglares para construir urbanizaciones ‘cerradas’ están perjudicando a más de 20 mil familias. Todos estos casos y muchos más son el producto de colusiones entre gobernantes (a todos los niveles) y empresarios que se reparten los sobre costos y las coimas para que todos miren en la otra dirección.
Los gobernantes aseguran que entramos en una nueva era: la globalización. Gracias a esta nueva forma de generar ganancias a escala mundial, los países como Panamá deben competir para ser los primeros en arruinarse. Las políticas neoliberales y el despojo generalizado son los métodos que permitirán hacer realidad la globalización.
Es una lástima que la clase social que gobierna el país y comparten las riendas con el capitalismo internacional no tengan idea de lo que realmente está viviendo el mundo.
En lugar de asumir una posición agresiva a escala global – aprovechando la posición geográfica del país – los gobernantes y los capitanes de la clase financiera extienden la mano hacia las corporaciones extranjeras pidiendo algunas migajas.
Nuestro gobernantes le dan la espalda a la historia y nos hunden cada vez más en un hoyo del cual será muy difícil salir. Después de una larga espera hizo su aparición TISA (Trading in Service Agreement), tratado internacional impulsado por EEUU que pretende homogenizar (globalizar) todos los intercambios comerciales – mercancías y servicios – a escala global. El gobierno panameño recién publicó una Resolución mediante la cual las corporaciones extranjeras (mal llamadas ‘multinacionales’) pueden operar en el país sin las regulaciones que controlan sus desafueros.
La Resolución no corresponde a legislación alguna e, incluso, riñe con la Constitución Política. La Resolución deja sin protección a los trabajadores de cuello blanco. La Resolución también abriría a las universidades oficiales del país a la competencia extranjera.
TISA fue concebido por el grupo de los siete países (G-7) más poderosos en el mercado capitalista mundial. Junto con el Banco Mundial y el FMI, descubrieron que existen nichos ricos que pueden explotarse en forma ventajosa. TISA tiene como objetivo borrar todas las fronteras nacionales de los llamados países ‘periféricos’ en el mundo: la globalización.  El gran capital financiero que opera a escala global pretende ampliar los márgenes de las ganancias de los inversionistas de los países llamados ‘centrales’. 
La extracción de las riquezas de una región o de los países periféricos depende de la mano de obra disponible y el nivel de desarrollo de esa fuerza de trabajo (el llamado ‘capital social’). A diferencia de las mercancías (commodities) no humanas (alimentos, minerales y otros bienes de bajo valor agregado) que no protestan si son manipuladas o trasladadas a distintos países, los seres humanos que son portadores de mano de obra o fuerza de trabajo si protestan y se movilizan si son objeto de abusos.

7 de septiembre de 2017.

Thursday, August 31, 2017

El bicentenario del nacimiento de Justo Arosemena


Justo Arosemena nos dejó tres interrogantes que deben ser resueltas por los panameños en el siglo XXI. En primer lugar, la cuestión de la nación. En segundo lugar, la cuestión social. ¿Somos un país productivo o un país de tránsito? La tercera pregunta, la cuestión geo-política. ¿Puede América Nuestra unirse para constituir un ente capaz de enfrentar los retos de un sistema mundo capitalista en expansión?
Justo Arosemena (1817-1895) nació en una época de turbulencia a escala mundial,  especialmente, en la América hispana. Las guerras de independencia (1808-1824) y la construcción de las nuevas repúblicas absorbieron sus inquietudes intelectuales de joven. Sus propuestas liberales (libre comercio, industrialización y descentralización) – a mediados del siglo XIX - se enfrentaron a los intereses conservadores. Estos anhelaban, por lo contrario, reconstruir las estructuras sociales y económicas remanentes de la colonia.
En 1846 Arosemena analizó el interés de Gran Bretaña, Francia y EEUU en la empresa de la ruta interoceánica. Afirmó en esa temprana fecha que la nación del Norte era a la que más le convenía una fácil comunicación por el Istmo. Su entusiasmo por la reactivación de la actividad transitista del Istmo de Panamá, no lo hizo perder de vista el peligro que significaba para el país la actitud prepotente de la creciente presencia de EEUU en el istmo. El 17 de noviembre de 1850, manifestó que “las producciones de la prensa extranjera en Panamá toman cada día un tono y una dirección más alarmante... Llegan en sus groseros y desmedidos ataques al punto de entristecer profundamente a todo ciudadano patriota, que tenga en algo la dignidad de su país”.
A pesar del compromiso de Arosemena con “Colombia”, el historiador panameño, Ricaurte Soler, llega a una conclusión temeraria: “Los escritos de Arosemena constituyen la más lograda teorización, desde perspectivas democrático liberales, sobre los fundamentos históricos, geográficos y políticos que acreditan la existencia de la comunidad nacional panameña”.
En efecto Soler ‘nacionaliza’ a Justo Arosemena. Lo convierte en un nacionalista panameño, “padre de la nacionalidad”. Pero hasta el día de hoy las clases dominantes no lo consideran un héroe. No pueden porque en el siglo XIX Arosemena preveía la necesidad de definir una política clara y precisa a favor del país en lo relativo a la explotación de la posición geográfica. Ceder el Istmo a potencias extranjeras, según Arosemena, traería como consecuencia la pérdida de toda posibilidad de desarrollo. Este pensamiento se aplica a 1903 y aún en el siglo XXI. No podemos ceder la posición geográfica a terceros para que lo desarrollen en beneficio propio. El país exige una política que garantice el desarrollo nacional.
Arosemena también era consciente de que las ventajas de la posición geográfica no podían reemplazar la producción agrícola y manufacturera. No lo colocaba en una posición contraria a la consolidación de la unión nueva granadina. Sí lo convertía en el primer pensador panameño que identificaba las proyecciones del istmo de Panamá. En ese sentido, Soler recoge muy bien la propuesta federal de Arosemena.
Queda abierta la pregunta si el pensamiento de Arosemena conducía hacia la creación de una entidad republicana independiente de Colombia, tal como lo afirma la historiografía liberal y las obras de Ricaurte Soler. Una profundización en torno a esta cuestión nos obliga a examinar con mucho más cuidado la historia del Istmo del siglo XIX. Las investigaciones de Arosemena nos abrirían los horizontes necesarios para explorar esta cuestión. Asimismo, dilucidar con mayor precisión las decisiones tomadas por liberales y conservadores a principios del siglo XX que dieron a luz una nueva República.
Aún más importante, nos permite acercarnos a las respuestas a las tres preguntas de Justo Arosemena. En primer lugar, la cuestión de la nación. ¿Heredamos una nación en 1903 o construimos una nación a lo largo de un tortuoso y largo siglo XX? En segundo lugar, la cuestión social. ¿Somos un país productivo o un país de tránsito? Vivimos de nuestra producción o de las rentas de la posición geográfica. No podemos ser uno o el otro. Tenemos que ser productivos y saber administrar la faja angosta de tierra que separa los océanos más grandes de la tierra. La tercera pregunta, la cuestión geo-política. ¿Puede América Nuestra unirse para constituir un ente capaz de enfrentar los retos de un mundo capitalista en expansión? Pruebas hay al canto. Pero nosotros mismos saboteamos la visión de Justo Arosemena.

30 de agosto de 2017.