La IX Conferencia de la Organización de Comercio Mundial (OMC)
concluyó bajo la sombra del proteccionismo del presidente Trump, sin resolver
su crisis, expulsando a periodistas y provocando protestas. El gobierno huésped
– Argentina – le negó acceso a 63 periodistas, representantes de ONG y
observadores. La medida causó la protesta, incluso, de los gobiernos europeos y
muchos latinoamericanos. La OMC representa los intereses de los gobiernos más
poderosos del mundo que han desarrollado políticas que transfieren riquezas de
las clases medias y bajas hacia los más ricos. El gobierno argentino prohibió que
entraran al país, entre otras, a organizaciones como la red de Noticias
Latinoamericanas ALAI, la Red Brasileña de Integración de los Pueblos (Rebrip),
el Transnational Institut (TNI) de Holanda, Amigos de la Tierra Internacional,
Siemenpuu (Finlandia), Derechos Digitales de Chile, Institute for National and
Democracy Studies de Indonesia, People Over Profit de Filipinas y Global
Justice Now! del Reino Unido. Ninguna de estas organizaciones tiene
antecedentes de violencia. Las protestas contra la OMC han impactado la opinión
pública mundial. En Seattle, EEUU, en 2007, salieron a protestar 60 mil
personas. Se tomaron la ciudad del noroeste norteamericano para denunciar los
objetivos antipopulares de los ‘libre-cambistas’ y ‘globalizadores’ encabezados
por EEUU.
En Buenos Aires, el secretario de Seguridad de Argentina,
Eugenio Burzaco, desplegó cuatro fuerzas represivas y otro tanto hicieron las
autoridades de la ciudad. El gobierno argentino calcula que 10 mil agentes fueron movilizados para la
conferencia de la OMC. El operativo consistió en
crear varios anillos alrededor del hotel donde se concentraron los delegados y
otros puntos críticos que fueron objeto de represión.
La periodista de ALAI, Sally
Burch, fue expulsada por el gobierno de Mauricio Macri cuando llegó a
Argentina. Todo indica que a Sally Burch se le negó la entrada al país por
sus opiniones como periodista. Según un
comunicado de ALAI, “estos actos de extrema hostilidad del gobierno
argentino no son hechos aislados sino parte de una creciente campaña de
violencia y represión a representantes de la sociedad civil, academia y
movimientos populares en ejercicio de su legítimo derecho a manifestarse
públicamente en América Latina”.
El comunicado también se refiere a “la represión a los profesores,
maestros y ciudadanos argentinos en los actos de protesta frente a las
políticas económicas del gobierno Macri... La desaparición y muerte de Santiago
Maldonado y la prisión arbitraria de Milagro Sala, son apenas algunos ejemplos
de que estamos en una coyuntura regional donde prevalece la impunidad y la
violación de los derechos humanos como política generalizada”.
El pronunciamiento de ALAI agrega que “en este
contexto, el ejercicio del periodismo libre, la democratización de la
comunicación, tanto en la producción de la información como en su distribución,
la producción de conocimiento que desmitifica el discurso neoliberal, son
amenazas extremadamente peligrosas para los proyectos neoliberales, en la
medida en que visibilizan lo que los monopolios mediáticos esconden y
tergiversan”.
Las protestas de Seattle hace diez años se han extendido a todas los
continentes donde se reúne la OMC. Las protestas se centran en algunas
consignas básicas como "No estamos contra el comercio internacional,
estamos a favor del comercio justo y en contra del llamado libre comercio”.
Otras consignas decían "la OMC acaba con la democracia", "paren
la globalización corporativa" y "no al trabajo infantil".
En el caso de Seattle se reunieron por primera vez en décadas los estibadores,
los obreros del acero, los empleados públicos y los ecologistas. Los
estibadores sacaron consignas internacionalistas, los acereros sostuvieron que
el movimiento obrero debía estar representado en la OMC, pero que si la OMC no
cambiaba debía ser combatida.
Los empleados públicos denunciaron los fundamentos de la nueva alianza:
"el sistema transforma todo en una mercadería: un bosque en Brasil, una
biblioteca en Filadelfia, un hospital en Alberta. Tenemos que darle un nombre a
ese sistema: es el capitalismo corporativo".
El encuentro de la OMC en Buenos Aires siguió el patrón ya establecido. El
‘libre comercio’ se ha creado y se promueve para beneficiar al conjunto de los
países ricos. La delegación del presidente Trump fue aún más radical. Rechazó el ‘libre comercio’ e insistió en
que el comercio mundial sólo era para beneficio de EEUU. La delegación
norteamericana repitió su propia consigna: ‘EEUU primero’. El ‘libre comercio’
y ‘EEUU primero’ están muy lejos de las demandas populares que plantean la
necesidad de un comercio justo que promueva la democracia.
14 de diciembre de 2017.
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