Thursday, February 23, 2017

Las maniobras oligarcas dentro de la oligarquía (II)


La crisis gubernamental panameña es difícil de resolver en la medida en que el sistema político está diseñado para que funcione una especie de ‘alternabilidad’. Fue creado por EEUU después de su invasión militar a Panamá en 1989. Se supone que las fracciones de la oligarquía son estancos cerrados y que deben reemplazarse cuando la oferta del gobernante se agota. El problema de Varela es que se agotó muy temprano: Apenas por la mitad del camino (2 años y medio de un total de 5).
Lo políticamente correcto en un sistema montado por la oligarquía, en un caso como éste, es que el gobierno busque reforzamiento entre los partidos políticos de la oposición. La fracción oligarca gobernante tendría que compartir los beneficios de su gestión con la fracción que se pasa de la oposición a las filas oficialistas. Todo indica que esta solución no es viable en estas circunstancias. Es todo o nada.
Desde hace 27 años la oligarquía panameña ha gobernado alternando el poder y excluyendo a los sectores populares. Los primeros diez años (1990-1999) fueron de ajuste económico (bajo el binomio Pérez Balladares-Chapman). Después siguieron 8 años (2000-2008) de crecimiento económico (sin desarrollo) como resultado del traspaso de la administración del Canal de Panamá y el incremento progresivo de los peajes del Canal. Los últimos 8 años (2009-2016) fueron marcados por los años de más crecimiento (ampliación del Canal) y el declive al final. El ajuste económico premió a la oligarquía – en su conjunto - y castigó severamente a los trabajadores. Estos últimos perdieron muchos empleos, vieron deprimirse sus salarios y desaparecer sus beneficios sociales.
Cada quinquenio presidencial es recordado por los enfrentamientos sangrientos entre trabajadores, empleados públicos, estudiantes, indígenas y las fuerzas del orden. La desregulación y la flexibilización, así como los tratados comerciales, han arruinado el agro y la industria. Los gobiernos oligarcas desde 1990 han pregonado la falsedad de que Panamá es un país de servicios y no debe invertir en el desarrollo económico del país. Con el discurso de la posición geográfica y ‘pro mundo beneficio’, la oligarquía cooptó a las capas medias del país y desorganizó a sectores importantes de los trabajadores.
En el período mencionado, la oligarquía panameña ha contado siempre con la permanente intervención de EEUU en los asuntos de gobernabilidad, así como en la política económica (neoliberal) del país. En 2009 intervino para resolver un pleito entre dos fracciones oligárquicas. En esta coyuntura la estructura gubernamental está tan debilitada que una intervención es muy tarde. ¿Qué puede hacer el neurocirujano-jefe (la Embajada de EEUU)? Las Fuerzas del Orden, también corruptas – parte de la estructura gubernamental - cuentan con dos destacamentos (Policía Nacional y Servicio Nacional de Fronteras) que pueden dar una sorpresa siguiendo órdenes del neurocirujano-jefe.
En la crisis actual hay sectores de las capas medias (denominadas sociedad civil), con niveles de consumo más altos que los trabajadores, que demandan un alto a la corrupción y un cambio de la ‘vieja guardia’ política. Ideológicamente, están atrapados porque no pueden luchar por un retorno al pasado (militar) ni a los discursos liberales y conservadores (agotados por la corrupción). Tampoco pueden levantar un discurso hacia el futuro que ideológicamente no pueden formular. Las capas medias son prisioneras de las promesas de la oligarquía. Agotadas éstas, la sociedad civil sucumbe ante sus propias limitaciones.
La promesa de los trabajadores también ha sido golpeada fuertemente. Hay sectores que añoran el retorno al ‘torrijismo’ u otras formas de populismo. Como todo sueño basado en el pasado es inútil, las propuestas se agotan rapidamente. Los trabajadores y sectores populares que levantan banderas ‘progresistas’ también se ven en una jaula con paredes muy angostas. Debido a la incesante propaganda – por más de un cuarto de siglo – contra cualquier proyecto que implique la construcción de un futuro que garantice bienestar social para los trabajadores, no se han podido levantar consignas que entusiasmen a la juventud.
A pesar de ello, Panamá cuenta con FRENADESO/FAD y el MIREN que son dos organizaciones político sindicales con fuerte presencia, también en sectores de las capas medias. La oligarquía panameña está conciente de esta realidad y prefiere entenderse internamente antes de cederle espacio a los sectores populares. La crisis de la oligarquía no puede resolverse con parches. Tiene que cambiar totalmente las reglas que se impuso en el período 1990-2015 o colapsa. Las alternativas no son muy claras en este momento.
23 de febrero de 2017.






Sunday, February 19, 2017

Las maniobras oligarcas dentro de la oligarquía (I)


El gobierno panameño se encuentra metafóricamente en manos de un equipo de neurocirujanos que intenta mantener al presidente Juan Carlos Varela con vida política. El mandatario panameño sufrió su primer derrame con motivo de las declaraciones de Ramón Fonseca Mora que lo asoció con el Grupo Odebrecht y los sobornos que la empresa brasileña repartió en doce países.
Fonseca Mora es el mismo abogado especializado en abrir sociedades anónimas en ‘paraísos fiscales’ bajo jurisdicción norteamericana y británica. Se hizo notorio el año pasado cuando un grupo de investigadores en la capital de EEUU, Washington, divulgó miles de archivos comprometedores de la firma Mossack & Fonseca. En la jerga periodística internacional, creada en aquel momento, el caso se denominó los ‘Panama Papers’.
Como fichas de un dominó, han ido cayendo, país tras país (un total de 12), como consecuencia del escándalo asociado a los sobornos del Grupo Obebrecht. Las declaraciones de Fonseca Mora en Panamá comprometen al presidente Varela. Según el antiguo ‘ministro consejero’ del gobierno panameñista, durante su campaña presidencial (2013-2014), Varela habría recibido dinero oculto de la constructora brasileña Odebrecht.
Era un secreto a voces que los tres últimos presidentes panameños recibirían sobornos de la empresa constructora. De igual manera, se beneficiaban de otros negocios turbios que las autoridades han sido lentas en investigar. Sin embargo, las declaraciones de Fonseca Mora obligan a las  fiscalías a realizar una investigación prolija. La Asamblea Nacional anunció que harán una minuciosa pesquisa en torno a las donaciones recibidas por el mandatario. La Asamblea se pronunció después que el presidente Varela hiciera publico su declaración de donantes.
Fonseca Mora involucró en sus declaraciones a los diputados panameñistas José Luis Varela (hermano del presidente) y Valderrama. Igualmente, mencionó al presidente de la Corte Suprema de Justicia, José Ayú Prado, a quien caracterizó como ‘manipulable’.
Varela ha estado permanentemente negociando desde una posición de relativa debilidad para conservar su capacidad para gobernar. Al principio de su gestión (julio de 2014) logró reunir una mayoría de diputados en la Asamblea haciendo diferentes tipos de concesiones. Dividió el partido Cambio Democrático (del expresidente Ricardo Martinelli, autoexiliado en Miami, EEUU). También introdujo una cuña en el Partido Revolucionario Democrático (PRD), donde otro expresidente – Martín Torrijos – sigue con aspiraciones para repetir. La suma de su bancada (16 diputados) y las otras fracciones le garantiza una mayoría de diputados.
En la Corte Suprema de Justicia, Varela nombró dos magistrados que le dieron la mayoría para re-elegir a Ayú Prado como presidente. La Autoridad del Canal de Panamá (ACP), empresa que maneja presupuestos de miles de millones de dólares y los sobre costos de otros miles de millones, producto de la construcción de la ampliación de la vía acuática, genera dividendos cuantiosos. Incluso, Odebrecht tiene contratos de miles de millones aún vigentes.
Varela, a pesar de sus debilidades en el frente político, contaba con un sólido apoyo financiero y económico. Detrás de su campaña política, que lo llevó al triunfo electoral en mayo de 2014, dicen que estaba el grupo económico que encabeza Stanley Motta. Cuenta con fuertes intereses en la Zona Libre de Colón, Televisora Nacional, Copa Airlines  y el Banco General. Sin duda, el grupo económico se benefició de su relación con el gobierno de Varela, especialmente después de la larga ‘sequía’ (2009-2014) que representó Martinelli.
Se asocia al grupo Motta con el Movimiento Independiente (MOVIN) que utiliza Televisora Nacional como megáfono para hacer su propaganda en torno a los proyectos económicos, que incluyen el proyecto de Corozal (puerto en el Canal de Panamá) y la Caja de Seguro Social, entre otros. Hace pocos meses MOVIN se distanció del gobierno, creando un vacío peligroso para la estabilidad del gobierno.
El otro grupo económico, vinculado a MEDCOM (conglomerado de medios de comunicación) que cuenta con el expresidente Ernesto Pérez Balladares entre sus filas, sufrió recientemente una derrota política en las elecciones internas del PRD. A pesar de ser menos poderoso sobre el terreno financiero que el grupo Motta, cuenta con una base social más amplia y sectores vinculados a la diezmada industria.
Por último, la tercera fracción de la oligarquía panameña de principios del siglo XXI, encabezada por Martinelli, observa activamente los traspiés de Varela para ver como ‘pesca en río revuelto’. La bancada en la Asamblea de Cambio Democrático puede convertirse en una pieza muy útil para Varela en esta coyuntura. (Sigue una segunda parte).
16 de febrero de 2017.


Thursday, February 9, 2017

El terrorismo de Occidente


La toma de posesión del nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, nos enfrenta directamente al nuevo mundo creado por la propaganda de los gobiernos ‘occidentales’ sobre el ‘terrorismo islámico’. Recientemente, el filósofo norteamericano Andre Vltchek respondió a varias preguntas sobre el fenómeno. Es autor del libro Terrorismo occidental. El discurso de Trump sobre el terrorismo es la continuidad de una realidad impuesta por las potencias del occidente europeo, comenzando en España y culminando en Inglaterra y su hija transatlántica, EEUU.
Según Vltchek, “durante varios siglos, Occidente saqueó el mundo, militar y económicamente. Para ‘legitimar’ sus crímenes, fabricó un sistema de propaganda extremadamente complejo y eficaz, imponiendo su ‘lógica’ y sus dogmas culturales al resto del mundo. Se hizo con tanta persistencia y habilidad, que todos los demás relatos desaparecieron.
“Es una tragedia, porque varias culturas conquistadas eran claramente superiores y mucho más humanistas que Occidente. El resultado es que el desarrollo natural y lógico del mundo ha sido descarrilado, incluso aplastado. Solamente los dogmas occidentales prevalecieron, trayendo el desequilibrio, la confusión y la frustración al mundo”. 
A Vltchek se le preguntó, ¿qué piensa de los discursos de ‘guerra contra el terrorismo’ por parte de los líderes occidentales? Respondió que “el terrorismo es esencialmente lo que los imperios occidentales han utilizado contra el resto del mundo. Fíjese en el mundo musulmán: históricamente, el Islam ha sido muy progresista y socialmente orientado. La primera universidad pública, los primeros hospitales públicos – todo estaba en el mundo musulmán.
“Incluso, después de la Segunda Guerra Mundial, los países musulmanes se inclinaban hacia el socialismo. Por lo tanto, tenían que ser descarrilados, arruinados y ‘radicalizados’ por Occidente. EEUU y sus aliados destruyeron a los tres estados progresistas del mundo musulmán más importantes: Irán, Egipto e Indonesia. Luego utilizó a Afganistán y Pakistán como intermediarios en su guerra contra la Unión Soviética, destrozando a esos dos países también”.
Vltchek propone que se eche un vistazo al pasado colonial para entender el presente neocolonial. Occidente ha estado fabricando directamente el ‘terrorismo islámico’.  Tomando prestado, aparentemente, de Eduard Said, nos recuerda que ‘Occidente no puede existir sin Oriente’. Así creó un enemigo (‘los musulmanes’) - realmente poderoso - de la nada, y atormentó a todos los países musulmanes en el proceso. Recientemente, en Teherán, dos grandes filósofos me dijeron que Occidente realmente creó, en muchos lugares, una religión totalmente nueva, nada en común con el Islam”.
El filósofo se refirió al llamado ‘choque de civilizaciones’, figura utilizada por la extrema derecha norteamericana. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, ¿han logrado su objetivo estos sectores políticos?  “Sí, está ocurriendo, según Vltchek, pero los culpables no son sólo los neoconservadores, sino también los llamados liberales. Hay y habrá un gran choque de civilizaciones, pero ocurrirá bajo diferentes estandartes y con una lógica diferente de la que está siendo promovida por los ideólogos occidentales”.
También se le pregunto a Vltchek, ¿cómo deben las fuerzas progresistas abordar las cuestiones relativas a la identidad cultural y a los conflictos étnicos en el siglo XXI? ¿Es la visión eurocéntrica una gran trampa para aquellos que tratan de entender y cambiar el mundo? “La izquierda occidental perdió de lleno y de manera patente, responde el filósofo. La esperanza está ahora en América latina y Asia, y unos pocos países de África. La izquierda occidental, creo, debería dejar de ser ‘purista’ y apoyar lo que todavía queda en este mundo, en lugar de definir ‘quién es un verdadero marxista y quién no es’. La lucha principal ahora debe ser la lucha contra el imperialismo occidental. Conozco el mundo y estoy convencido de que si el imperialismo occidental fuese derrotado, el resto del mundo encontraría una manera de convivir pacíficamente y construir un mundo humano, mucho más amable y compasivo”.
A pesar del discurso en contra del euro-centrismo de Vltchek y su denuncia del imperialismo, se olvida que desde principios del siglo XIX la expansión de Occidente ha sido sobre el crecimiento exponencial del capitalismo. Este sistema, en la actualidad, se enfrenta a una crisis. Algunos consideran que la crisis es terminal, otros que es estructural. El capitalismo dio nacimiento a la clase obrera (asalariada) que también ha crecido (exponencialmente). En última instancia, la ‘solución final’ se producirá en el marco de la lucha entre quienes producen las riquezas (trabajadores) en el sistema capitalista y quienes se apropian de las mismas (capitalistas).
9 de febrero de 2017.


Thursday, February 2, 2017

La revista TAREAS y la corrupción en Panamá

 

En enero salió a la venta el número 155 de la revista TAREAS. La publicación cumplió 57 años ininterrumpidos de ver la luz pública cada cuatro meses. En esta oportunidad, la revista aborda temas como la constituyente y la importancia del pensamiento crítico. También trae artículos sobre la cuestión nacional: la literatura y la diversidad de género, el debate en torno al envejecimiento de la población y la cultura de los pueblos indígenas. 

A mediados del año pasado el presidente Juan C. Varela anunció que no convocaría una Constituyente tal como prometió durante su campaña electoral. El anunció decepcionó a los ‘expertos’ pero no causó sobresaltos ni comentarios por la mayoría de los sectores populares. Pareciera que el pueblo ha perdido toda esperanza, tanto en lo político como en lo socio-económico. En Tareas N° 155, el destacado abogado Carlos B. Pedreschi aborda el problema y afirma que “los cambios en el texto constitucional no producirán los efectos esperados si la constitución social - esto es, los valores cívicos, éticos, culturales, morales y políticos de los ciudadanos y de su clase política - se mantiene en niveles precarios, como evidentemente es el caso en Panamá”. Por otro lado, el historiador chileno, Sergio Grez, también se refiere al ‘proceso constituyente’ anunciado en 2015 por la presidente Michelle Bachelet. Por todo lo analizado, el historiador concluye que el “proceso se desarrollará de la manera tradicional y su resultado no será una Constitución democrática sino nuevas reformas al texto heredado de la (dictadura militar de Pinochet), frustrando una vez más las aspiraciones de la mayoría del país”.
El 2016 se celebraron elecciones en la Universidad de Panamá en el marco de la autonomía que goza esa institución académica. Triunfó el profesor Eduardo Flores quien plantea la necesidad de transformar ‘la casa de Méndez Pereira’. Tareas publica en el número 155 un trabajo del lingüista norteamericano, Noam Chomsky, que plantea la necesidad de enfrentar con valentía “el asalto neoliberal a las universidades”. Hay que detener la mercantilización de la academia. Igualmente, los sociólogos panameños, Dídimo Castillo y Azael Carrera se refieren a la necesidad de definir el papel de los intelectuales en la sociedad. Carrera destaca el pensamiento de la demógrafa panameña, Carmen A. Miró, y su posición crítica frente al neoliberalismo.
En la sección sobre Sociedad y Nación, Tareas publica la investigación de Luis Wong Vega sobre la ‘poética sexodiversa en Panamá’. Sin duda, es una incursión inédita en un terrero fértil y de gran impacto. En la misma sección, el sociólogo Alberto Valdés Tola aborda “los avatares de los adultos mayores en una sociedad capitalista que los (des)protege”. Jorge Roquebert L., a su vez, desmenuza la educación cultural bilingüe indígena en Panamá.
Se aprecia una producción científica importante el año pasado si tomamos la revista Tareas como barómetro. Sin embargo, para la mayoría de los panameños, 2016 fue un año que mejor es tratar de olvidar. Los trabajadores asalariados vieron disminuir su poder adquisitivo, la masa de trabajadores informales y precarios tuvieron que hacer esfuerzos enormes para mantener sus raquíticas economías a flote. Los pequeños y medianos empresarios, así como los productores agrícolas, terminaron el año más endeudados y con dudas sobre el futuro.
En cambio, los grandes capitalistas vieron como aumentaban sus ganancias. Este último fenómeno atrajo a toda clase de extranjeros al país en busca de una participación en lo que aparenta ser una bonanza económica.
Muchos panameños se resienten por lo que llaman la competencia desleal de los extranjeros que llegan a playas del país. Más preocupación, sin embargo, causa la desconfianza que genera la corrupción y la ineptitud de las políticas del gobierno. Casi a diario se destapan negocios ilícitos en todos los renglones económicos. El caso de Odebrecht probablemente encabeza la lista. El escándalo de los ‘papeles’ de la firma de abogados Mossack-Fonseca no se queda atrás. Pende un gran interrogante sobre Minera Panamá que dice tener una inversión de varios miles de millones de dólares en Coclesito. Así mismo, el Canal de Panamá y el puerto de Corozal se han convertido en un tinglado donde las diferentes fracciones de la oligarquía se pelean los beneficios de las políticas públicas especulativas.
En 2016 concluyó la construcción de la ampliación del Canal de Panamá con demandas de pagos por más de $3 mil millones adicionales por parte del ‘Grupo’ constructor que dejó fuertes dudas sobre su integridad.
2 de febrero de 2017