La visita a Panamá del
vicepresidente de EEUU, Mike Pence, dejó un saldo negativo y, más encima,
desconcertó a los estamentos gubernamentales y empresariales del país. En
primera instancia, las protestas populares contra el mensajero de Washington
fueron reprimidas dejando dos estudiantes universitarios detenidos. En segundo
lugar, el presidente Juan Carlos Varela se sintió obligado (sin razón) a realizar
unas declaraciones ajenas a los intereses del país y en contra del resto de la
región latinoamericana. Por último, Pence se percató que su gira fue un fracaso
ante el frío recibimiento de sus propuestas bélicas contra Venezuela.
Siguiendo la nueva táctica
impuesta por los asesores de seguridad de EEUU, la policía panameña sacó a
relucir sus fuerzas especiales antimotines para sofocar una protesta
estudiantil frente a la Universidad de Panamá. Mientras Pence hablaba en las
nuevas esclusas del Canal de Panamá, los jóvenes gritaban consignas frente a la
‘casa de Octavio Méndez Pereira’. La Policía Nacional tiene sus órdenes, que no
incluye el diálogo y privilegia el uso de la violencia desproporcionada. Cuando
el vicerrector de Asuntos Estudiantiles, Germán Beitia, en la puerta del campus
universitario esperaba explicarle a los oficiales el motivo de la protesta
estudiantil, éste fue embestido y un estudiante – Gilberto Solís – fue
arrastrado por los uniformados a un vehículo policial. En su defensa salió la
estudiante (miembro del Consejo General Universitario), Rita Ramos, quien fue
levantada literalmente y trasladada a la misma camioneta. No fueron golpeados
ni arrestados más jóvenes porque estaban dentro de los predios universitarios.
Rita Ramos – también
dirigente del grupo estudiantil Pensamiento y Acción Transformadora
(PAT) - fue acusada de agredir a un agente de la Policía, quien según el parte
oficial se le quebró una uña. La joven pasó dos noches detenida sin
justificación alguna.
La dirigente de la Escuela
de Economía, Ileana Corea consideró inadmisible que el gobierno de Varela,
recibiera con “venias y aplausos” al representante de un gobierno “racista e
intervencionista como el de Donald Trump”. El estudiante de Sociología, Mario
de León, señaló que la protesta colocó
a la Universidad en “el epicentro de las batallas entre estudiantes patriotas y
los toletes del represor estatal”.
Agregó que la “lucha de los estudiantes es tan solo con la palabra” que
“es nuestra herramienta, aprendida en la aulas universitarias”. Se usa contra
los “gases, perdigones y toletes”, señaló. El vicerrector Beitia dijo que los
“estudiantes estaban manifestando pacíficamente” y que “fue la fuerza pública
que cerró la vía, no
los universitarios”.
Los estudiantes tenían
buena razón para protestar. Mientras los jóvenes eran conducidos
ilegalmente a diferentes estaciones de la Policía, Varela y Pence conversaban
sobre los planes de ambos gobiernos para seguir desestabilizando al gobierno
venezolano. Varela se asomó a la puerta del Palacio de las Garzas para decir,
sin sonrojarse, que “en
los próximos días Panamá tomará medidas que respaldan el retorno al orden
democrático a Venezuela”. Acababa de violar la ley y los derechos humanos de
los panameños reprimiendo a los estudiantes y llevándose dos jóvenes
detenidos. Agregó que las medidas
contra Venezuela lo haría “siempre en el marco del respeto a los derechos
humanos de los migrantes”. No necesariamente de los panameños.
Además,
le pidió al presidente venezolano, Nicolás Maduro, que respetara a los
golpistas y aliados de EEUU. Pidió que el gobierno venezolano hiciera lo que la
oposición no hace: Respetar la separación de poderes, los derechos humanos, las
libertades y negociar una salida política a la situación actual, en el marco de
la constitución vigente en Venezuela. EEUU y la oposición han intentado sacar a
los presidentes bolivarianos mediante golpes militares y, más recientemente,
por un golpe parlamentario. En ambos casos han fracasado.
Al
salir de su reunión con Pence, Varela dijo que Panamá se sumaba al Consenso del
grupo de 11 cancilleres en Lima, que se pronunciaron en contra del gobierno
bolivariano de Venezuela. La prioridad de EEUU y los once cancilleres es
derrocar al presidente Nicolás Maduro de Venezuela. Varela también hizo un
llamado a fortalecer el diálogo político entre las naciones para mantener la
paz en el continente americano. Los observadores señalaron que Varela podría
estar dirigiendo su inquietud hacia el presidente norteamericano, Donald Trump,
quien ha amenazado con aplicar una ’opción militar’ contra Venezuela.
Los
estudiantes universitarios Rita Ramos y Gilberto Solís le dieron la respuesta
del pueblo panameño tanto al presidente Varela como al vicepresidente Pence.
24 de agoto de 2017.
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