Varela
conoce muy bien la táctica norteamericana de ir aumentando la presión contra
sus ‘enemigos’, a la vez que busca apoyo internacional, para legitimar su
despliegue militar. Es la misma que Bush (padre) aplicó en 1989 para invadir a
Panamá, causar miles de muertes y con el único propósito de aumentar su
popularidad en las encuestas. No cabe duda que Trump tiene en mente algo
parecido.
De los
cuatro países que visita Pence, Colombia y Chile denunciaron las declaraciones
belicistas de Trump. Argentina y Panamá mantuvieron silencio. EEUU ha retornado
a la política del ‘gran garrote y zanahoria’. Le ofrece a los países de la
región una zanahoria si se portan bien. En cambio, una conducta que no se
alinea con su política exterior es castigada con el gran garrote. Hace poco,
Washington convocó en Lima, Perú, una reunión de 11 cancilleres
latinoamericanos y el ministro de Relaciones Exteriores de Canadá. El encuentro
se realizó con el propósito de presentar un bloque político regional en contra
del gobierno bolivariano de Venezuela. El objetivo no se alcanzó y, más bien,
destacó la debilidad de los gobiernos derechistas de la región y su dependencia
de EEUU.
El bloque
‘antichavista’ pretende legitimar la
guerra contra Venezuela. Pero no tiene agenda ni objetivos que trasciendan el
derrocamiento del gobierno bolivariano. Al igual que en el caso de Panamá, en
1989, el gobierno del presidente Maduro sería reemplazado por agentes de EEUU
que reorganizarían las políticas para el beneficio exclusivo del Departamento
de Estado y de las grandes empresas norteamericanas (especialmente petroleras).
También
existe un bloque regional que se opone a la violencia contra Venezuela y a “las
opciones militares” de Trump. Este grupo está formado por 23 países, una
mayoría aplastante. Entre estos, 9 son latinoamericanos y 14 son del Caribe.
Encabezan este bloque por la paz, los
países del ALBA y los países del CARICOM.
Los once
gobiernos latinoamericanos ‘antichavistas’ son, por sus políticas y actuaciones,
neoliberales. Es decir, favorecen los intereses de los grandes empresarios que
promueven las privatizaciones y la flexibilización del trabajo (aplauden la
informalidad y la desigualdad social). No tienen políticas sociales y rechazan
la planificación como herramienta para gobernar. Todos los gobiernos que se
reunieron en Lima están sometidos a la ‘asesoría’ del Banco Mundial, el BID y
el FMI.
Entre los
gobiernos ‘antichavistas’, hay tres que se proclaman social-demócratas (Costa
rica, Chile y México), campeones de las políticas neoliberales. Hay cuatro
gobiernos que pertenecen a la Internacional Conservadora (Argentina, Colombia,
Panamá y Perú). Hay otros tres gobiernos que son producto de golpes que
desplazaron a dirigentes que no tenían políticas neoliberales (Brasil, Honduras
y Paraguay). Por último, un gobierno neoliberal, con un discurso ideológico
difuso (para la risa): Guatemala.
El conjunto
de estos gobiernos ‘antichavistas’ no es homogéneo. Su unidad está determinada
por EEUU y su política de la ‘zanahoria y el gran garrote’. Todos están
carcomidos por la corrupción y la creciente militarización. Panamá no se queda
atrás. Políticamente, el gobierno panameño ha estado envuelto en toda clase de
escándalos que son pasados por alto en Washington. (El caso del expresidente
Martinelli detenido en Miami es otro problema político sin resolver). Más
importante en la agenda de los ´halcones’ de la capital norteamericana son las
11 bases aeronavales construidos en los últimos 15 años sobre los dos océanos
que bañan las costas panameñas.
En
principio eran para controlar los supuestos movimientos de las FARC en Colombia
y ahora se prestan para cualquier maniobra militar de EEUU contra Venezuela.
Washington incuso ‘flotó’ la versión noticiosa que la capital panameña podría
ser sede de un gobierno en el exilio de los ‘guarimberos’ venezolanos. En 1987,
Washington convirtió la embajada de Panamá en esa capital como sede del
gobierno en el exilio en su guerra contra los militares que comandaba el
general Noriega.
La agenda
de Pence durante el día de hoy estará muy cargada de asuntos militares y
geopolíticos. No habrá espacio para otros temas.
17 de agosto de 2017.
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