El apoyo que ha recibido La Estrella de Panamá en su lucha contra la
ofensiva del gobierno norteamericano ha sido amplio. Por un lado, encuentra a
las organizaciones populares solidarizando con la decana del periodismo
nacional. Por el otro, los sectores empresariales han mostrado cierto grado de
solidaridad. El gobierno nacional, en cambio, ha mantenido un perfil bajo. Tan
bajo que se ha invisibilizado.
En reciente artículo, el profesor de Filosofía, Abdiel Rodríguez,
explica cómo se produce esta combinación de fuerzas políticas en torno al
rotativo donde trabajó tantos años el
poeta nacional, Octavio Hernández.
Según
Rodriguez, “algunos ubican el proyecto neocolonialista en Panamá a partir de la
muerte de Omar Torrijos en 1981, otros con la invasión (militar) de EEUU a
Panamá en 1989. Lo cierto es que, hay un desmontaje de todo lo liberal y
nacional popular que fortalecía de alguna u otra forma al Estado nacional, para
dejarlo totalmente indefenso ante los intereses de la política exterior de
Washington”. A esta se adosa “la burguesía rentista y la clase política que
opera funcionalmente a esos intereses, junto a la ínfula de su poderío
extraterritorial”.
En esta coyuntura, dice Rodríguez, “estamos viendo las consecuencias de
ese poderío, por medio de la inclusión del dueño del Grupo Editorial El Siglo
& La Estrella de Panamá (GESE) en la Lista Clinton. El GESE se ha visto
afectado por las medidas de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del
Departamento de Hacienda de EEUU, con la cancelación de la póliza de los
seguros a los trabajadores”. Además, “VISA y MasterCard no brindarán sus
servicios en los puestos de venta”. A su vez, aumentarán las cancelaciones de
pautas publicitarias. “Todas estas medidas son el resultado de una disposición
que no es parte de la legislación panameña, sino de EEUU… es un mini bloqueo
extraterritorial”.
Como señala Rodríguez, “La Estrella de Panamá es el periódico
con mayor peso histórico en el país, tiene una importancia simbólica en nuestro
imaginario colectivo. Por lo que, la tentativa de cerrar sus operaciones ha
reanimado la aversión hacia la política exterior norteamericana. En los últimos
años, en particular con los gobiernos postinvasión, es evidente la servidumbre ante
los intereses norteamericanos, a pesar de que muchas veces preferimos ver hacia
otro lado como si no existiera. El colonialismo de EEUU nunca se fue, mutó a
otras formas y ahora se nos presenta como habitual. Nunca se debió bajar la
guardia, ahora que nos golpean en la cara, solo nos queda reaccionar”.
Rodríguez se refiere a la política exterior de los gobiernos
post-invasión. Se dio un giro de 180 grados, abandonando los lazos, alianzas y
acuerdos con países de la región y del mundo entero. “En otro momento y con
otra correlación de fuerzas geopolíticas, Panamá hubiese contado con apoyo y
repudio internacional a esa decisión unilateral de EEUU de imponer un mini
bloqueo al GESE. Esto no sólo afecta a un grupo económico del país, de
hecho, quebranta la soberanía nacional. Es una clara muestra de
neocolonialismo”.
La política de parte del gobierno de no actuar y llevar el problema a
los foros internacionales le hacen un enorme daño al país. “Ahora, observa
Rodríguez, vemos apoyos variopintos al GESE, como también vemos un rotativo más
cerca del pueblo que nunca. Ni una ni la otra debieron bajar la intensidad y
apoyo mutuo. Ahora estamos reaccionando y no actuando de manera planificada.
Fue ingenuo pensar que EEUU no impondría su agenda sobre nuestra soberanía. Con
la Lista Clinton se está aplicando la política del ‘gran garrote’ de Teddy
Roosevelt. Los gobiernos de turno y la burguesía rentista se conforman con la
zanahoria”.
Rodríguez nos recuerda que si no se consolida la identidad nacional, no
habrá forma de detener la voracidad del imperio. Esa identidad o proyecto de
nación se expresa a través de la unidad o mediante la hegemonía de un grupo
identificado con las tareas nacionales. “Ya nos advertía Ricaurte Soler, dice
Rodriguez, sobre la necesidad de ‘identificar las fuerzas, clases y grupos que
subjetiva y objetivamente conspiran contra la afirmación del Estado nacional
panameño’. Esta cita es de Soler en
1991, en el marco del “neocolonialismo en la posguerra fría”. El filósofo
Rodriguez concluye: “En esa línea, debemos estar alertas ante cualquier forma
de injerencia externa, en donde debemos enfocar con quien y contra quien
luchamos, en donde no faltará quienes quieran pescar en río revuelto”.
27 de julio de 2017.
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