Analistas y políticos han llegado a una misma conclusión:
Los partidos políticos han entrado en una fase crítica que posiblemente no
tenga retorno. Esta es una realidad tanto en Panamá como en otros países del
sistema mundo capitalista. No estamos diciendo que los partidos políticos –
como mediadores de la ciudadanía - han llegado a su fin. Afirmamos que en esta
coyuntura la ciudadanía ha cedido toda su representación a intereses económicos
altamente concentrados.
Todo indica que el sistema pasa por un período de
transición. El capitalismo mercantil hegemónico hasta fines del siglo XIX dio
lugar a la aparición de los partidos políticos modernos: Los partidos liberales
y conservadores. El capitalismo industrial y sus magnates crearon los partidos
‘populistas’ y se apropiaron de los social-demócratas (socialistas). También
generaron una fusión entre los partidos liberales y conservadores que
desaparecieron en el siglo XX. Los industriales ‘populistas’ (demócratas en
EEUU, social-demócratas en Europa y radicales renovadores en América latina)
transformaron el espectro político incorporando de lleno a los trabajadores,
mujeres y jóvenes a la dinámica política electoral. La crisis del capital
industrial creó el espacio para el surgimiento del neoliberalismo. La nueva
modalidad basada en la globalización de la economía y la desregulación del
Estado, a pesar de su éxito en el mundo financiero, no ha tenido su contraparte
política.
En la actualidad, los neoliberales se han apoderado de todos
los partidos políticos tradicionales (del ‘establishment’). No han creado
partidos propios. A su vez, algunos remanentes del ‘populismo’ industrial han
tenido éxito arropados en discursos ‘nacionalistas’ que tratan de levantar el
pasado como el mejor futuro (Trump, LePen y otros). La izquierda (con sus
programas históricos de cambios comprometidos con los trabajadores) fue
duramente golpeada por los neoliberales. En Europa casi no existe. En EEUU se
levantó el fenómeno de Bernie Sanders que hay que ver como evoluciona. En
América latina hubo una respuesta al neoliberalismo muy fuerte con países como
Venezuela, Bolivia y otros a la cabeza. Sin embargo, la reacción neoliberal no
tardó en responder con golpes militares, golpes parlamentarios e, incluso,
triunfos electorales.
En 2018 se definirá en Panamá qué partidos participarán en
las elecciones de mayo de 2019 con posibilidades de triunfo. A diferencia de
las experiencias en el siglo XX, liberales y conservadores no serán los
contrincantes. Los partidos panameños actuales compiten entre sí para ver cuál
es el mejor equipado para ejecutar las políticas neoliberales que han logrado imponer los sectores
económicos dominantes. Hay tres partidos que han llevado a la Presidencia sus
candidatos en el marco del régimen surgido después de la invasión militar
norteamericana en 1989. Los tres – Partido Panameñista, Partido Revolucionario
Democrático (PRD) y Cambio Democrático – comparten un mismo programa de
gobierno y principios políticos.
Privilegian las políticas
que garanticen las inversiones extranjeras en el área del transporte marítimo y
almacenamiento. Igualmente, promueven las inversiones en los sectores de
turismo e inmobiliario. En los últimos 25 años han desmontado la agro-
industria y el sector industrial. El 95 por ciento del PIB se concentra en el
sector de servicios. Los tres partidos
defienden la desregulación y la privatización. Los tres coinciden en que los
acuerdos con la RP China – 500 mil millones de dólares en 20 años – no deben
contribuir al desarrollo nacional.
Ideas que se acerquen a los conceptos de desarrollo y
planificación deben erradicarse de los acuerdos con inversionistas interesados
en usar la plataforma panameña.
El sector financiero que controla la economía panameña, en
mancuerna con instituciones norteamericanas (BID, BM y FMI), garantizan que los
partidos políticos tradicionales presenten candidaturas cónsonas con sus
intereses. En este juego los partidos pueden fraccionarse, consolidar alianzas
e, incluso, levantar consignas particulares (Asamblea constituyente, Salud para
todos o Guerra a la inseguridad). Consignas que no tienen posibilidades de realizarse.
La izquierda panameña – que representa el cambio al régimen
actual - aún no presenta un programa
que enfrente a los partidos políticos de la facción financiera. Carecen de los recursos para intervenir en una campaña que invertirá centenares de millones
de dólares. La gran mayoría del 75 por ciento de los panameños que concurrirá a las urnas quiere poner fin a la corrupción política y sus consecuencias
nefastas sobre la juventud. Quiere cambios. La izquierda tiene que encontrar –
urgentemente - las herramientas para orientar a los panameños hacia la elección
de alternativas no comprometidas con los sectores que especulan con las
riquezas del país.
21 de diciembre de 2017.
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