Los medios masivos de comunicación son un fenómeno relativamente reciente. Con el invento del telegrama se dio un primer paso en la dirección de informar a las masas (grupos sin distinguir su posición o clase social) sobre acontecimientos que ocurrían en el mundo. El término mundo hay que calificarlo: Es el espacio que conocemos y que culturalmente nos es afín.
Todavía más de la mitad de la población de la tierra vive en
un mundo pequeño, formado por su familia y comunidad. Pero una masa creciente –
desde mediados del siglo XIX – vive en un mundo en permanente expansión: la
provincia, la nación, el mercado internacional y, finalmente, el mercado
mundial. Esta masa es la consumidora de los medios de comunicación masivos. Son
miles de millones de personas en todos los continentes, atravesando fronteras,
que reciben diariamente información de la más diversa naturaleza.
Es información procesada en cuestión de minutos, por
profesionales de la comunicación altamente entrenados, que es desplegada a
todos los rincones del planeta gracias a las redes electrónicas, informáticas y
virtuales. La información puede ser presenciada en vivo desde cualquier punto
del planeta. Gran parte de la información es predecible ya que los interesados
lo anuncian de antemano: la conferencia de prensa de alguna personalidad, un
encuentro deportivo decisivo o una elección política.
Cuando ocurre algo inesperado – terremoto, magnicidio o
incendio – ya existen protocolos para darle el tratamiento correspondiente. Por
ejemplo, en el caso de ataques fatales que tienen como objetivo crear
inseguridad y zozobra (terrorismo), se le da mucho despliegue si las víctimas
son de determinada región o país. En el caso contrario, apenas aparecen en las
pantallas o en los periódicos (el caso, entre otros, de los palestinos, sarahuí
o los pueblos indígenas de toda América.
Esta distinción entre qué es noticia y qué no es, ha tomado
cierto auge en los grandes medios de comunicación masivos desde la elección del
presidente Trump en EEUU. Se está hablando de “Fake News” (noticias
falsas) como un fenómeno novedoso. En realidad, se hizo masivo hace siglo y
medio para promover ventas de armas, construir obras públicas y otros negocios.
En esta semana se acaba de producir un golpe de Estado en
Honduras y los medios no informan. La orden es no informar. Prefieren no
informar a mentir. Es un ejemplo de ‘Fake News’. En Panamá los trabajadores
(cerca de 6000) de la aerolínea COPA declararon una huelga y no aparecieron
noticias al respecto. El año pasado, los trabajadores de la Cervecería Nacional
detuvieron la producción hasta que los empresarios se sentaran a negociar y no
fue informado al gran público que consume noticias.
La preocupación que existe en EEUU sobre el manejo de la
información tiene una razón muy concreta: El presidente Donald Trump. Este
personaje de las altas esferas del mundo especulativo de Manhattan (Nueva York)
está cuestionando la veracidad de la información de los grandes medios masivos
de comunicación de EEUU y Europa. Acusa a la oligarquía de esos países de
manipular la información a su favor y suprimir los intereses de los demás
capitalistas con intereses que no coinciden con los del ‘establishment’.
Trump lanzó el término ‘Fake News’ durante su campaña que lo
llevó a la Casa Blanca en 2016. Lo hizo con mucho éxito. Mientras que los
medios de comunicación insistían – y siguen insistiendo - en que la economía se
recuperaba y los conflictos sociales aminoraban, Trump lanzó sus ataques
virulentos contra los inmigrantes mexicanos, los musulmanes y los liberales. A
los musulmanes los calificó de terroristas y a los liberales de izquierdistas.
El ‘establishment’ norteamericano se percató un poco tarde de la acertada
táctica de Trump. No fue hasta que Wall Street y la candidata demócrata,
Hillary Clinton, perdiera las elecciones que despertaron.
‘Fake News’ (noticias falsas) es un instrumento en la lucha
ideológica entre contrincantes. Lo utilizan los entrenadores de fútbol,
generales de ejércitos y políticos desesperados. Trump sacó su tweeter y llevó
a un nuevo nivel la lucha ideológica. Pero las bases sociales (grass roots)
también ahora se comunican profusamente por las redes. Según Wall Street, tanto
Trump como los grupos de base - ‘grass root movements’ - sacan noticias
que califican de falsas. Sólo hay una manera de volver a monopolizar la
información: la censura. En EEUU se estudia esta alternativa para controlar la
comunicación digital y someterla a los intereses del ‘establishment’.
7
de diciembre de 2017.
No logro entender entonces qué intereses representa Trump? Porqué se enfrenta a los grandes medios( ABC, CNN..etc..) quienes supuestamente representan los intereses de la gran burguesía financiera MUNDIAL. Acaso Trump representa los intereses de los obreros? Usted dice: "el mundo especulativo de Manhattan".. eso es una aldea, una tribu minúscula!! Cuando se lo compara con el valor inmobiliario mundial y aun mas pequeño cuando se lo compara con los derivados financieros mundiales que son del orden de 600 trillones de dólares, varias veces mayores al PIB de usa, unas 60 veces mayores!!!! Hillary claramente los representaba: GoldmanSachs et.al. Como es posible que perdiera?
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